Llega una nueva bofetada de Pedro Sánchez a una empresa estratégica española, y tristemente ya hemos perdido las cuentas de cuántas lleva. Y llega al reunirse como presidente (en funciones, por cierto) con el fondo australiano, y muy activista, IFM en La Moncloa.

Pero no piensen que Sánchez se ruboriza lo más mínimo, sino todo lo contrario, pues presume de ello en X (antes Twitter), donde se ha dado mucha prisa en escribir y adjuntar una fotografía de la cita. Una prisa que, por cierto, no ha demostrado ante el ataque de viticultores franceses a camiones españoles y el destrozo de su mercancía… con total impunidad. Y ojo, porque tampoco el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, ha usado X para denunciar este lamentable ataque a los agricultores y transportistas españoles. Mal vamos.

Sánchez se ha dado mucha prisa en escribir y adjuntar una fotografía de la cita en X. Una prisa que, por cierto, no ha demostrado ante el ataque de viticultores franceses a camiones españoles y el destrozo de su mercancía… con total impunidad

Volvamos a la cita con IFM, que supone una nueva muestra de que a Sánchez no le interesan los empresarios españoles, pero le encantan los financieros extranjeros, y como se considera un presidente (ahora en funciones) muy internacional quiere llevarse bien con los grandes fondos internacionales. Por eso presume de “positiva reunión” con altos ejecutivos de IFM, en concreto, con Jaime Siles, su responsable en España y miembro del comité ejecutivo, y con Kyle Mangini, su director global de Infraestructuras. Pero no hay que olvidar que a IFM se le puede considerar similar a los fondos soberanos porque es el gestor de fondos de pensiones australiano, pero, curiosamente, es también muy activista… y fue muy defendido por la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, en su opa sobre Naturgy, quien insistía en que no era cortoplacista. La opa sobre Naturgy fracasó al no llegar al porcentaje esperado, pero IFM logró entrar en una empresa estratégica (nada más y nada menos que dedicada a la energía) como cuarto accionista y sentar a Siles en el Consejo de Administración. Eso sí, esto no basta al fondo australiano, que ahora tiene el 14,5% del capital y sigue comprando acciones de Naturgy, con la vista puesta en alcanzar el 16,6% y solicitar un segundo consejero que haga compañía a Siles.

A Sánchez no le interesan los empresarios españoles, pero le encantan los financieros extranjeros, y como se considera un presidente (ahora en funciones) muy internacional quiere llevarse bien con los grandes fondos internacionales

Esta semana IFM ha celebrado la junta general anual de su fondo de infraestructuras (el cual también está presente en el capital de Aqualia y de Aleatica -antigua OHL Concesiones-, por ejemplo) en Madrid. Una cita que ha incluido una visita a la sede de Naturgy y una reunión, entre otros, con su presidente y CEO, Francisco Reynés, en buena armonía, aunque los australianos sí quieren un CEO en la energética, pero el que ellos digan y no el que proponga el primer accionista (Criteria Caixa, dueña del 26,7% del capital) como pasó con Ignacio Gutiérrez-Orrantia.

Eso sí, en el entretanto, el fondo IFM ha presumido de “compromiso” con España, donde está “muy cómodo”, y ha subrayado la importancia de la estabilidad regulatoria. Unos días después, Sánchez parece que ha querido dar una especie de respuesta, porque tras la cita con Siles y Mangini ha destacado que “las fortalezas y el crecimiento de nuestra economía aportan confianza a los principales inversores internacionales en España” y que “somos un destino fiable, seguro y atractivo para la inversión”.

Y por cierto, en el accionariado de Naturgy no sólo hay un fondo, también están: CVC (a través de la sociedad Rioja, que comparte con los March, posee el 20,7% del capital), cuyo representante en España es Javier de Jaime; y GIP (20,6%), el fondo estadounidense especializado en infraestructuras que dirige el nigeriano Adebayo Ogunlesi. De esto último, por ahora, hay poca novedad, pero a CVC le ha dejado de gustar el aceite de oliva y está en pleno proceso de venta de su participación en Deoleo, al tiempo que prepara su salida a bolsa con una valoración de más de 15.000 millones de euros. Y recuerden que los fondos suelen tener un plazo de cinco años en la mayoría de sus inversiones en empresas, porque no buscan dar un buen producto ni un buen servicio, sino el mejor momento de vender su participación y sacar jugosas plusvalías.