El monetarismo, que vuelve a las portadas de los periódicos, ha quedado reducido a la siguiente ecuación: si hay inflación sube el precio del dinero, si quieres que haya crecimiento económico, bájalo. 

Ahora bien, ¿subiendo el precio oficial del dinero se reducen los precios? En principio sí, pero se enfría la economía pero si no se produce lo suficiente, los precios seguirán altos, porque antes que el monetarismo se inventó la ley de la oferta y la demanda y porque los políticos son seres dedicados a interferir en la ley de la oferta y la demanda.

La estupidez que viene desde 2016, nulo valor del dinero, ha provocado la generación de políticos más irresponsable de los últimos 100 años

En sentido opuesto, reactivar la economía con dinero barato no tiene por qué suponer crecimiento: a lo mejor lo que significa es mas endeudamiento. Sobre todo, más deuda pública y más irresponsabilidad política. Además, el dinero tiene que tener algún valor y cuando no lo tiene devalúa el conjunto de la economía mundial. 

Por tanto, Jackson Hole, y el universo entero de los todopoderosos bancos centrales -quienes, por cierto, operan al margen de la voluntad popular-, los Jerome Powell o las Christine Lagarde, calentando como lo que puedan impresionar al mundo. Y bastante poder ya les hemos dado, ciertamente, pero se trata de más poder que autoridad: pueden doblegar a un gobierno o a un banco, pueden interferir en la economía financiera de las bolsas, el mercado de deuda y el de divisas... pero su influencia es mucho menos en lo que antes llamábamos economía real.

Con la celeridad que le caracteriza, el BCE ya lo anuncia: prepárense para una crisis de deuda... provocada por el BCE

Dicho esto, Powell y Lagarde, o el Banco de China, que juega a la contra, pueden hacer todo lo que quieran, con dinero al alza o a la baja, y sin duda influirán sobre la economía, pero por muy barato, o por muy caro, que esté el dinero, no pueden cambiar, por ejemplo, el ritmo de producción o una cadena de suministros averiada.

En cualquier caso, tras una etapa histórica extraña (2016-2022), con el precio del dinero en negativo, conviene recordar varios principios olvidados: La política monetaria no basta, la política fiscal y la propiedad privada son más importantes.

Cuando los economistas olvidaron el sentido común

La crisis que viene será crisis de deuda, de deuda pública... con una economía mundial devaluada tras años de tipos cero.

La estupidez que viene desde 2016, nulo valor del dinero, ha provocado la generación de políticos más irresponsable de los últimos 100 años. Ejemplo: el Sanchismo se ha convertido en repartidor de dádivas y en alimentador de vagos. ¿Y con qué lo paga? Con emisión de deuda pública que el BCE le compraba sin límite. Ahora eso se acabó. ¿Con qué dinero van mantener sus 'limosnas'? 

Con la celeridad que le caracteriza, años de retraso, el BCE ya lo anuncia: prepárense para una crisis de deuda... provocada por el propio BCE con el precitado procedimiento de barra libre. 

Dice Emmanuel Macron que se acabó la era de la abundancia. Muy cierto: por su culpa.

En cualquier caso, la política monetaria no basta, la política fiscal y la propiedad privada son más importantes. Son más reales.