Cuando al ministro de Economía, Carlos Cuerpo, le hablan del no logrado acuerdo entre PSOE y PP para sustituir a Pablo Hernández de Cos como gobernador del Banco de España, recuerda que el nombramiento de gobernador es potestad del presidente del gobierno, y el del subgobernador del gobernador. Perfecto pero, entonces, no se puede hablar de consenso. El consenso no escrito, que el PP cumplió y el PSOE rompió, era que el presidente del Ejecutivo nombrara al gobernador y el primer partido de la oposición al subgobernador.

Es más, aunque el PSOE lo niega, se sabe que había un consenso entre Sánchez y Feijóo para que el gobernador fuera una mujer, barajándose tres nombres: la actual subgobernador, Margarita Delgado, la actual vicepresidente de la CNMV, Montserrat Martínez Parera y la actual presidenta del FROB, Paula Conthe.

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Y de repente, como por ensalmo surge el nombre de José Luis Escrivá, el más encorajinado de todos los ministros, a quien en la última remodelación de Gobierno le dejaron una cosita digital que Marisu Montero tuvo que completar con los funcionarios, un regalo aproximadamente envenenado. 

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La verdad es que nadie se creyó lo de Escrivá y se sabía, y sabe, que en el Banco de España Escrivá iba a ser recibido de uñas. A lo mejor por eso, en el mejor estilo Sánchez, le nombra, para demostrar quien manda pero, miren por dónde, un día después surge la olvidada Sociedad Española para la Transformación Tecnológica (SETT), en el ministerio digital de Escrivá, con un presupuestos de nada menos que de 20.000 millones de euros, todos ellos procedentes de fondos europeos.

Es decir, que estamos hablando del fondo tecnológico más importante de Europa, que necesitaría el mejor equipo de analistas telecos del continentes y que, con todo respeto, alguien más ducho en tecnología que el amigo Escrivá. Podían llamar a Juan Carlos Barrabés... mismamente.

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¡Y con fondos europeos! Oiga, los fondos de recuperación están pensados para recuperar la industria. En el sector aún se hacen cruces: ¿un fondo estatal, procedente de fondos europeos que hay que pagar a escote o devolver con intereses, en el caso de que sean créditos, para invertir en tecnologia? ¿O para comprar tecnológicas ya en funcionamiento? Si es lo segundo, aquí no reindustrializamos nada de nada. Además, ¿qué pinta un Gobierno invirtiendo en empresas ya creadas? ¿Poder? ¡De locos!  

Ya saben, si tienen ustedes algún proyecto de empresa tecnológica acudan a Escrivá... porque él no sabe qué hacer con tanto dinero.