Beatriz Corredor fue nombrada presidenta de Redeia (entonces Red Eléctrica) en febrero de 2020, pero sin tener ninguna experiencia previa en el sector energético / Foto: Pablo Moreno
Redeia no remonta con Beatriz Corredor, exministra y amiga de Pedro Sánchez, en la presidencia. En los resultados de los nueve primeros meses vuelven a verse menos ingresos y beneficio, al tiempo que aumento de la deuda. Y justo cuando Corredor forma parte de la lista de candidatos a suceder a ‘Doña contradicciones’ Teresa Ribera en el Gobierno, aunque el mejor posicionado y el que esta última quiere es Joan Groizard, director general del IDAE.
La compañía transportista de luz y gestora del sistema eléctrico español -propiedad en un 20% del Estado a través de la SEPI- se ha quedado sin aplauso del mercado, pues su cotización descendía un 1,5% a una hora del cierre de sesión, mucho más que el Ibex (-0,6%). Y es que las cifras no han sido buenas, aunque han estado en línea con lo esperado por los analistas, debido al impacto del fin de la vida útil retributiva de las instalaciones más antiguas (las que tenían licencia de explotación anterior a 1998), como consecuencia de un Real Decreto de diciembre de 2013.
Los ingresos han bajado a 1.428,2 millones precisamente por el fin de dichas instalaciones. Los de Redeia han descendido un 11,9%, a 1.364,6 millones de euros; mientras que los de sus participadas han aumentado un 28,6%, a 63,5 millones. Por negocios, el de la actividad de transporte ha ingresado menos, frente a los incrementos en la actividad de la operación del sistema (2,4 millones), en telecomunicaciones (305,5 millones) -donde se incluye el negocio satelital de Hispasat y el de fibra óptica-, y en la transmisión eléctrica internacional (+8%, a 109,6 millones, incluyendo las participadas).
El “esfuerzo inversor” es la excusa con la que han explicado el aumento de la deuda financiera neta en un 9,1% respecto al cierre de 2023, hasta los 5.428 millones. Mal vamos
Por su parte, el resultado bruto de explotación (ebitda) ha bajado un 13,4%, a 1.024 millones; y el resultado neto de explotación (ebit) lo ha hecho un 21,7%, a 618,9 millones. El beneficio neto también ha seguido la tendencia a la baja, situándose en 408,8 millones, lo que supone un 23,6% menos que hace un año. Eso sí, Redeia mantiene sus previsiones anuales de obtener un beneficio neto de 500 millones.
La compañía que preside Beatriz Corredor y que tiene como CEO a Roberto García Merino ha vuelto a presumir de las inversiones, pero sólo han crecido un 8%, hasta 671 millones. Esto supone la mitad de ritmo que en el primer semestre (+19%) y parece difícil de cumplir el objetivo anual (1.000 millones). Entre estas inversiones, Redeia ha destacado que las destinadas a la red de transporte y la operación del sistema eléctrico se han incrementado un 18%, a 603,2 millones, pero esta cifra sigue siendo una nimiedad para solucionar los problemas de las redes (incluidos apagones). Y el “esfuerzo inversor” es la excusa con la que han explicado el aumento de la deuda financiera neta en un 9,1% respecto al cierre de 2023, hasta los 5.428 millones. Mal vamos.
Los analistas del Banco Sabadell han señalado que como Redeia no ha celebrado una conferencia con analistas, no ha habido ningún comentario sobre el nuevo marco regulatorio de redes de electricidad 2026-31 (se ha rumoreado que la tasa de retribución podría situarse algo por debajo al 7%) o el borrador del nuevo plan de infraestructuras de redes 2025-2030 (que debería conocerse en breve).