
Repsol ha presentado sus resultados de 2024, que no han sido buenos, sino que han tenido descensos en beneficio, resultado bruto de explotación (ebitda) e ingresos, por el abaratamiento del petróleo y del gas, así como los menores márgenes de refino. Algo que ya se ha visto en otras muchas compañías del sector, como la portuguesa Galp, la británica BP, la anglo-neerlandesa Shell, las estadounidenses Chevron y ExxonMobil, la francesa TotalEnergies o la noruega Equinor.
Sin embargo, lo más relevante han sido las declaraciones del CEO, Josu Jon Imaz, en la conferencia con analistas e inversores. En dicha cita, ha abominado del hidrógeno verde... De hecho, ha reducido la ambición estratégica en esta tecnología que aún no es rentable de los 1.900 megavatios (MW) anunciados el año pasado en la actualización estratégica 2024-2027 a entre 700 y 1.200 MW hasta 2030. Asimismo, se centrará en la apuesta por el hidrógeno verde para la producción propia y la descarbonización de sus refinerías. Este año van a aprobar las inversiones para los electrolizadores de Cartagena (100 MW), de PetronorenBilbao (100 MW) y de Tarragona (150 MW). De esta forma, se ha dado certeza a los electrolizadores que ayudarán a descarbonizar sus refinerías, tienen el apoyo de los fondos europeos y van a consumo propio de Repsol. Una apuesta que es muy diferente en lo que a hidrógeno verde se refiere de la que tiene Enagás, que insiste en fiarlo casi todo a su transporte, lo que es una ruina.
Ante los analistas e inversores, Imaz también ha aplaudido el apoyo que Donald Trump ha dado al sector y considera que tendrá un impacto positivo en el precio del gas y esto ayudará a que se abaraten los costes de la industria europea... que podrá continuar apostando por la descarbonización.
Vayamos a los resultados. Repsol ha cerrado el ejercicio 2024 con un beneficio neto de 1.756 millones de euros, lo que supone una caída del 45% respecto a los 3.168 millones obtenidos en 2023. El resultado ajustado, que refleja el desempeño operativo sin extraordinarios, se ha situado en 3.327 millones, un 34% inferior al del año anterior. Al cierre de la sesión de ayer, 19 de febrero, la cotización se colocó en 12,175 euros y este jueves, tras la publicación de los resultados anuales, se ha disparado un 7,84%, a 13,13 euros. Este repunte se atribuye a que, aunque la compañía reportó una caída del 45% en su beneficio, los resultados superaron las expectativas del mercado. Además, el anuncio de un nuevo programa de recompra de acciones y un dividendo atractivo, con una rentabilidad estimada del 8% para 2025, han sido bien recibidos por analistas e inversores.
Unos resultados que superaron las expectativas del mercado, así como el anuncio de un nuevo programa de recompra de acciones y un dividendo atractivo, con una rentabilidad estimada del 8% para 2025, han sido bien recibidos por analistas e inversores: la cotización se dispara un 7,84%
El desplome del beneficio de la compañía multienergética que dirige Imaz y que tiene como presidente no ejecutivo a AntonioBrufau ha estado marcado por la caída de los precios del crudo (-2,2%) y del gas (-15%), unos márgenes de refino más moderados (-40% interanual) y un entorno geopolítico complejo, aspectos que también han notado otras compañías del sector. Además, el impuestazoenergético en España ha tenido un impacto negativo de 450 millones en las cuentas del grupo. A pesar de este entorno adverso, la compañía multienergética ha mantenido su compromiso con la retribución al accionista, destinando 1.928 millones a dividendos y recompra de acciones, lo que representa un 31% de su flujo de caja operativo.
El resultado bruto de explotación (ebitda) ha alcanzado los 7.488 millones, un 19% menos que en 2023, reflejando la presión en los negocios industriales y de exploración y producción. Los ingresos consolidados se han situado en 69.450 millones, lo que supone un descenso del 9,3%, debido a la bajada de los precios del petróleo, del gas y de la electricidad. Analicemos por áreas de negocio:
- Exploración y producción (también llamado upstream): la producción media ha sido de 571.000 barriles/día, un 5% menor a la de 2023, debido a desinversiones y ajustes en EEUU, Colombia y Libia. Este negocio ha aportado 1.490 millones en beneficio ajustado (-16%), afectado por el menor precio del crudo.
- Refino e industria: el ebitda del área industrial ha caído un 47%, hasta 1.460 millones, afectado por la normalización de los márgenes de refino y la debilidad del negocio químico.
- Cliente y generación baja en carbono: el único segmento con crecimiento. Su ebitda ha aumentado un 13%, hasta 1.200 millones, impulsado por el crecimiento en movilidad y la expansión en renovables.
- Generación renovable: Repsol ha cerrado 2024 con 3.700 megavatios (MW) en operación, tras sumar 878 MW adicionales. La producción renovable ha crecido un 47%, aunque los menores precios eléctricos afectaron al margen del negocio.
En cuanto a la estructura financiera, la compañía multienergética que lidera Imaz ha cerrado el ejercicio con una deuda neta de 5.008 millones, más del doble que la registrada en 2023 y que fue de 2.096 millones. Aun así, mantiene un sólido colchón de liquidez de 9.453 millones, equivalente a 3,5 veces los vencimientos de deuda a corto plazo. Si bien el aumento de la deuda es significativo, Repsol posee un sólido colchón de liquidez y una ratio de apalancamiento controlada, lo que le permite afrontar sus compromisos sin tensiones financieras a corto plazo.
Repsol cierra el ejercicio con una deuda neta de 5.008 millones, más del doble que la registrada en 2023 y que fue de 2.096 millones. Aun así, mantiene un sólido colchón de liquidez de 9.453 millones, equivalente a 3,5 veces los vencimientos de deuda a corto plazo
Centrémonos por un momento en el incremento de deuda neta de un 139%. Los principales factores que han obligado a ello han sido: (i) la menor generación de caja operativa (-23%), pues el flujo de caja operativo (CFO) ha pasado de 7.064 millones en 2023 a 5.410 millones en 2024, lo que redujo la capacidad para autofinanciarse sin recurrir a endeudamiento, (ii) elevado esfuerzo inversor como hemos visto con inversiones netas de 5.700 millones en 2024, principalmente en transición energética, exploración y producción, (iii) recompra de acciones y dividendos, este esfuerzo en retribución ha tenido un impacto en el apalancamiento, dado que no ha sido completamente cubierto con generación de caja y (iv) desinversiones limitadas y menos ingresos extraordinarios respecto a 2023.
En 2024, Repsol ha tenido ingresos extraordinarios por ventas de activos y optimización de cartera, lo que ha ayudado a reducir deuda. El grupo energético ha seguido desinvirtiendo en algunos activos (Colombia, EEUU), pero estas operaciones no han compensado el alto nivel de inversión y cómo no, cabe recordar la mano de nuestro querido Gobierno y el impacto del impuestazo energético en España, que ha afectado a su balance y flujo de caja.
Como conclusión, el 2024 ha sido un año de ajuste para Repsol, marcado por la caída del petróleo, la reducción de márgenes y un aumento de la presión fiscal en España. Sin embargo, ha mantenido un sólido flujo de caja, ha reforzado su inversión en renovables y ha aumentado la remuneración al accionista.
Pese a la caída en beneficios y el aumento del endeudamiento, el mercado ha reaccionado positivamente gracias a la solidez financiera del grupo y su atractiva política de dividendos.