“Es un paso más en nuestro firme compromiso de transformar nuestra industria y convertirnos en una empresa cero emisiones netas en 2050, al mismo tiempo que mantenemos nuestro crecimiento rentable, diversificación, enfoque multienergía y garantizamos la rentabilidad para los accionistas”, presume Imaz
Repsol continúa dando pasos en su revolución tranquila -la cual se resume en no vender negocios estratégicos, aliarse con socios y caminar hacia la transición sin renunciar al petróleo y a la industria. Eso sí, este jueves no le bastaba con uno y ha dado dos. Con diez horas de diferencia, ha informado a la CNMV y a los periodistas de dos operaciones distintas en dos de sus negocios: por un lado, pone aún más el foco en priorizar el valor en exploración y producción (upstream, en el argot petrolero) al salir de Canadá, y por otro, crece en renovables al entrar en eólica terrestre en EEUU.
A primera hora de la mañana, la compañía multienergética, que preside Antonio Brufau y tiene como CEO a Josu Jon Imaz, ha anunciado la venta de sus activos de upstream canadienses, que aportaban 23.000 barriles equivalentes de petróleo al día, lo que supone casi el 4% (en concreto, el 3,8%) de la producción total (la cual ascendía de 602.000 barriles equivalentes de petróleo al día al cierre del primer semestre. Se los venderá a la energética canadiense Peyto, cuya producción actual es de unos 100.000 barriles equivalentes de petróleo al día, por 468 millones de dólares (unos 437 millones de euros) y se prevé que la operación se cierre a mediados de octubre, tras las aprobaciones regulatorias necesarias. Eso sí, mantendrá operaciones comerciales y logísticas a través de su instalación de GNL St John y su negocio de trading.
La salida de exploración y producción en Canadá obedece a la estrategia de Repsol de concentrar su actividad en dicho negocio en 14 países, desde los 25 donde estaba presente cuando presentó su plan estratégico. El adiós al país que dirige Justin Trudeau llega tras los de Vietnam, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Australia, Grecia, Marruecos, Irak, Bulgaria, Ecuador y Rusia. Y es que la compañía quiere primar el valor sobre el volumen, así como su presencia en áreas geográficas con mayores ventajas competitivas, en especial en países OCDE, destacando la mayor apuesta por: EEUU (por ejemplo, con Pikka, un ‘megayacimiento’ en Alaska donde invertirá 2.555 millones de euros junto a la energética australiana Santos), México (de hecho, compró el 20% de ocho pozos a Shell hace unos meses) y Brasil.
Recuerden que Repsol no sólo prefiere reducir la presencia en upstream a los países que tengan los activos de mayor valor, sino que hace un año abrió las puertas a la entrada de un socio: vendió el 25% al fondo de inversión estadounidense EIG, manteniendo su control y logrando 4.850 millones de “financiación añadida para acelerar otros proyectos de crecimiento”. Este acuerdo incluía una potencial salida a bolsa del negocio, previsiblemente en EEUU, a partir de 2026, siempre que se den condiciones de mercado favorables. Claro que Repsol no sólo logró un socio y financiación extra para otros proyectos, también que se valorara uno de sus negocios estratégicos en nada más y nada menos que 19.000 millones.
Con la adquisición de la estadounidense ConnectGen, Repsol refuerza su posición en renovables, aumenta su presencia internacional y avanza con decisión para lograr el objetivo estratégico de alcanzar 20.000 MW de capacidad instalada en 2030
Paralelamente, diez horas después, la compañía multienergética ha anunciado su entrada en energía eólica terrestre en EEUU con la compra de ConnectGen al fondo Quantum Capital Group por 768 millones de dólares (unos 715 millones de euros). Se trata de una empresa de desarrollo de energías renovables que cuenta con una cartera de proyectos de 20.000 megavatios (MW) y capacidades de desarrollo en eólica terrestre, solar y almacenamiento de energía. Así, Repsol crece en el mercado de las renovables estadounidense, que es uno de los más grandes y con mayor potencial de crecimiento (algo que ayudará a expandir el apoyo y la visibilidad a largo plazo que da la Ley de Reducción de la Inflación -IRA-), tras haber entrado en fotovoltaica y baterías con la compra del 40% de Hecate Energy en mayo de 2021.
Con la adquisición de ConnectGen, Repsol refuerza su posición en renovables, aumenta su presencia internacional y avanza con decisión para lograr el objetivo estratégico de alcanzar 20.000 MW de capacidad instalada en 2030. “Es un paso más en nuestro firme compromiso de transformar nuestra industria y convertirnos en una empresa cero emisiones netas en 2050, al mismo tiempo que mantenemos nuestro crecimiento rentable, diversificación, enfoque multienergía y garantizamos la rentabilidad para los accionistas”, ha señalado Imaz. Recuerden que en negocio renovables, Repsol también se rodea de socios: en el negocio (vendió el 25% a la filial aseguradora de Crédit Agricole y al fondo suizo Energy Infraestructure Partners -EIP-), en determinados activos (Delta y Valdesolar) e incluso ha forjado importantes alianzas (Telefónica, Crédit Agricole, Portobello, Orsted...).
Y por cierto, como no hay dos sin tres, el CEO de Repsol también ha participado en el VIII Foro de la Energía que organiza El Economista, donde no ha referido ninguna de las operaciones corporativas citadas pero ha vuelto a dar una lección sobre descarbonización. Además, ha destacado que “el consumidor está pagando cuatro veces en impuestos el coste del CO2 que está emitiendo”.