Ribera, escuche atentamente y actúe: “España tiene una enorme oportunidad para ser un hub de gases renovables”, según afirma Sedigas
Decíamos que la vicepresidenta ‘sandía’, Teresa Ribera, es verde porque apuesta por todo lo ecológico y también es roja porque ahora pretende convertir al Gobierno en el comprador único de energía (quiere volver al Marco Legal y Estable). En este contexto promociona mucho el hidrógeno verde, que hoy no es rentable sino una ruina, pero debería apostar más por tecnologías maduras que ya están en el presente y son rentables, como el biometano. Y es que España tiene mucho potencial en este gas renovable, según un estudio elaborado por la Asociación Española del Gas (Sedigas) junto a las consultoras PwC y Biovic.
El biometano es un gas renovable que puede sustituir completamente al gas natural convencional y transportarse y distribuirse a través de sus infraestructuras. Tiene múltiples beneficios que ha destacado el presidente de Sedigas, Joan Batalla, en rueda de prensa: aporta en la descarbonización y en la gestión de residuos, eleva la seguridad de suministro al ser un recurso autóctono, contribuye al reto demográfico, crea miles de empleos, genera riqueza y mejora nuestra balanza comercial (en la que actualmente el coste energético supone un importe significativo).
España tiene un potencial de biometano de 163 teravatios-hora (TWh) al año, lo que habría supuesto cubrir el 43% de la demanda de gas natural de 2021 o cerca del 45% de la de 2022, y el año pasado habría supuesto un ahorro de hasta 4.000 millones de euros en la factura de los consumidores
“España tiene una enorme oportunidad para ser un hub de gases renovables”, ha señalado Batalla, si desarrolla el biometano, que es “una apuesta de presente”, mientras que el hidrógeno verde lo es “a medio y largo plazo”. Y es que nuestro país tiene un elevado potencial, siendo el tercero con el más alto, tras Alemania y Francia: 163 teravatios-hora (TWh) al año, lo que habría supuesto cubrir el 43% de la demanda de gas natural de 2021 o cerca del 45% de la de 2022 (es decir, casi toda la demanda doméstica y la mitad de la demanda industrial... y sin necesidad de adaptar los equipos). Además, si hubiera estado desarrollado el potencial español de biometano habría supuesto un ahorro de hasta 4.000 millones de euros en la factura de los consumidores.
La secretaria general de la patronal gasista, Naiara Ortiz de Mendíbil, ha referido que el biometano se puede producir a través de distintos residuos procedentes de: agricultura, ganadería, industria agroalimentaria, los lodos de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR), la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (FORSU), la biomasa forestal, los cultivos intermedios y los vertederos. Su coste de producción varia en función del tamaño de la planta y del residuo utilizado, pero el precio medio sería de 65-70 euros por megavatio hora (MWh), según ha respondido Óscar Barredo, socio de Energía de PwC, ante la pregunta de Hispanidad, añadiendo que “en Europa hay algunos países que están pagando más de 100 euros/MWh porque con el biometano se abaten hasta dos moléculas de gas natural en algunos proyectos”. Su aprovechamiento supondría la puesta en marcha de 2.326 plantas, que movilizarían unas inversiones de 40.495 millones (el equivalente al 3,6% del PIB), generarían cerca de 62.000 empleos directos e indirectos asociados a su operación y mantenimiento, pero hasta 500.000 indirectos en la construcción durante diez años; y evitarían la emisión de 8,3 millones de tolenadas de metano a la atmósfera. Todas las comunidades autónomas pueden contribuir en el potencial del biometano, pero las más relevantes serán, lógicamente, las que tengan un elevado sector primario (agricultura y ganadería), destacando Castilla y León, Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón.
El aprovechamiento del biometano supondría la puesta en marcha de 2.326 plantas, que movilizarían unas inversiones de 40.495 millones, generarían cerca de 62.000 empleos directos e indirectos en su operación y mantenimiento, pero hasta 500.000 indirectos en suconstrucción durante diez años. Su coste de producción tiene un precio medio de 65-70 euros/MWh
Batalla considera que “todo contribuye porque el reto de la descarbonización es mayúsculo y no sólo significa electrificar”, y destaca que el hidrógeno y el biometano son apuestas estratégicas de la Unión Europea. Es más, el Plan REPowerEU de la Comisión Europea se ha ampliado el objetivo de producción de biometano hasta los 35 bcm (35.000 millones de metros cúbicos) de cara a 2030, lo que supone el 10% del actual consumo comunitario de gas natural, por lo que Batalla ha pedido que en la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el objetivo de un 10% podría ser un buen punto de partida para no quedarnos atrás respecto a otros países del entorno y pisar el acelerador debido a nuestro gran potencial. Por ejemplo, en Dinamarca están en uno del 20% y se apunta al 30%; y en Alemania y Francia están en el 10% y el objetivo es del 10%. Actualmente, en nuestro país hay cinco proyectos de biometano (situados en Madrid -el vertedero de Valdemingómez-, Barcelona, Burgos, La Coruña y Lérida) y 200 en cartera, mientras que en Francia en tres-cuatro años se ha pasado de 30 plantas a 500.
Claro que para el desarrollo del biometano en España hay que resolver barreras de distinto tipo (regulatorias, administrativas, económicas y fiscales). Principalmente, se debe solventar la falta de regulación en biometano, acelerar en la tramitación de proyectos (algunos llevan seis años de proceso, aunque lo normal son 1-2, y la construcción se puede hacer en un año) y tampoco vendrían mal algunos incentivos específicos.