Beatriz Corredor y Sara Aagesen continúan mirando hacia otro lado respecto a la energía nuclear, pese a que esta es esencial para evitar apagones. Así lo han apuntado, entre otros, PwC y del exministro Jordi Sevilla desde LLYC.

Sin embargo, la exministra, amiga de Pedro Sánchez y presidenta no ejecutiva de Redeia prefiere obviar una energía que es la segunda fuente de generación eléctrica de nuestro país y que produce ¡sin emitir CO2! Se mueve, por tanto, en la misma línea que la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, pero en dirección contraria a la de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), quien ha hablado de una nueva era para la energía nuclear.

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Ahora, Redeia ha decidido ampliar “la información del sistema eléctrico para adaptarla a la transición ecológica”. Esto se traduce en incluir “información sobre la progresiva incorporación del almacenamiento como vector clave del sistema eléctrico en línea con el PNIEC” (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima). Todo ello, a pesar de que muchos de los objetivos de dicho Plan son imposibles de cumplir, en especial, los relacionados con almacenamiento, termosolar, eólica e hidrógeno verde.

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Al mismo tiempo, Redeia no sólo incorpora datos de almacenamiento mediante bombeo y baterías, sino que adapta el bloque de datos de generación. Así, la energía de bombeo deja de verse como generación y pasa a contemplarse sólo como almacenamiento, algo que tiene repercusión en magnitudes relevantes del sistema eléctrico: por ejemplo, actualiza la cuota de generación renovable de 2024 del 55,8% al 56,8%.

En paralelo, Aagesen, en su comparecencia ante la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso de los Diputados, ha mantenido bastante silencio sobre la nuclear, de hecho, ni siquiera la ha mencionado en su primera intervención. Ha referido la agenda verde del Gobierno Sánchez, que se traduce especialmente en la apuesta por las renovables y el autoconsumo, y ha defendido que “es posible crecer y desacoplarse del crecimiento de emisiones de efecto invernadero”. Al hilo de esto último, debería tener en cuenta que Alemania al cerrar sus nucleares ha aumentado sus emisiones de CO2 porque ha disparado el uso del gas natural y ¡hasta del carbón! 

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Aagesen también ha anunciado que seguirán trabajando contra la emergencia climática y contra los incendios forestales, así como en la protección de los ecosistemas (con especial atención a cinco humedales emblemáticos -entre ellos, el de la Albufera-). la aceleración de la transición energética, la calidad ambiental y la salud humana, la economía circular, la reconstrucción de las zonas afectadas por la DANA, el tema de los materiales críticos y el del agua hablando de desalación. Aagesen ha referido el informe Draghi, pero obviando que dicho informe habla de que la nuclear es esencial para la competitividad de la Unión Europea, ha preferido destacar lo que más le convenía: no tener miedo a las reformas y actuar; la unión entre descarbonización y competitividad; así como la apuesta por acelerar la innovación, reducir los precios de la energía, descarbonizar y economía circular; y el tema de la mayor autonomía estratégica y energética. Sobre el tema de precios, Aagesen debería tener en cuenta que si se cierran las centrales nucleares españolas entre 2027 7 2025 no sólo habrá apagones, sino que también subirá el precio de la luz, como ya le han advertido, entre otros, el líder del PP, Alberto Núñez FeijóoFedea y Alfredo García -ayudante de jefe de turno en la central nuclear de Ascó, que es más conocido en las redes como Operador Nuclear-. Además, Royal Bank of Canada (RBC) ha advertido al Gobierno que “el cierre de la nuclear en España es un gran error estratégico” porque aumentaría la dependencia del gas externo, aumentaría la volatilidad de los precios y las emisiones.

Y por si esto no bastara, la vicepresidenta tercera ha insistido en que el cierre de las centrales nucleares es un “cierre pactado entre sus propietarias y Enresa” y que ya han ampliado la vida útil de las centrales más allá de los 40 años, como en los casos de Almaraz y de Trillo. ¡Qué cara más dura! También ha referido que es un cierre “ordenado, acompañado de un nuevo plan de gestión de residuos”, así como “la entrada de energía renovable y almacenamiento, y de permitir una transición justa a territorios afectados”.