Sacyr ha nombrado este jueves a Pedro Sigüenza Hernández como nuevo consejero delegado de la compañía en sustitución de nadie, porque hasta ahora no había CEO. La noticia, en cualquier caso, no ha sorprendido porque el presidente ejecutivo, Manuel Manrique ya anunció en mayo de 2023 que en 2025 nombraría un CEO.

Manrique seguirá siendo ejecutivo, con funciones corporativas, financieras y estratégicas, mientras que Sigüenza se encargará del desarrollo y gestión del negocio, esto es, del día a día. En otras palabras, que Manrique, con 71 años ya cumplidos, quiere aflojar el ritmo de trabajo. Lógico.

Ahora bien, no piensen en su sucesor. Sigüenza, hasta ahora responsable de concesiones, es un muy buen ingeniero, pero no es empresario. Llegó de la mano de Luis Janini, hombre muy conocido en el sector de las contratas, especialmente en el sector de recogida y reciclaje de residuos -fue el primer ejecutivo de Urbaser-, que aterrizó en la entonces Sacyr Vallehermoso, en 2004. Janini se llevó a unos cuantos ingenieros, entre ellos, Sigüenza.

La gran pregunta en Sacyr no es quién sucederá a Manrique, sino qué piensa hacer Demetrio Carceller. Efectivamente, tras la marcha de Luis del Rivero y el paso a un lado de José Manuel Loureda, los dos fundadores de Sacyr, así como la salida de Juan Abelló, el futuro de Sacyr está en manos de Carceller, el hombre de Damm, que posee el 14,6% de la compañía.

La solución no es sencilla, principalmente porque la que fuera una de las grandes constructoras españolas, actualmente sólo tiene un activo: las concesiones que, por cierto, funcionan a las mil maravillas. Ahora bien, su negocio histórico, construcción, es mediocre. Dicho de otra manera, si Carceller decide vender la empresa, encontrará comprador, por ejemplo fondos, para las concesiones, pero no para construcción. Tendría que trocearla, pero eso sería admitir de alguna manera el fracaso en el negocio que en su día hizo grande a Sacyr. Y a Carceller no le gusta fracasar.

La otra opción es seguir como hasta ahora... pero Manrique ya tiene 71 años y Sigüenza, siendo un buen ingeniero, no es empresario.