Don Salvador Illa, flamante presidente de la Generalitat catalana, esperanza de la moderación, cuya expresión habitual es lo más parecido a "Señores, yo no he roto un plato en mi vida", el que jamás levanta la voz, en definitiva, el caradura modosito, empieza a quitarse la careta: pretende controlar todos los poderes catalanes. Entre ellos, el más apetecible es Caixa, la mayor fundación de Europa, presidida por Isidro Fainé y de la que pende el grupo industrial Criteria, el más importante de España, del que, a su vez, cuelgan Caixabank, Naturgy y decenas de empresas participadas sobre las que Criteria no tiene control pero sí influencia. Hablo de Telefónica o de la primera constructora de España, ACS, por citar sólo dos.

Además, recuerden el pasado reciente de Caixa. Isidro Fainé fue el gran motor que se puso en marcha cuando el chiflado de Puigdemont proclamó unilateralmente la independencia de Cataluña. Fainé trasladó la sede de la Fundación a Palma de Mallorca y la de Caixabank, a Valencia. En ambas operaciones, más en la primera que en la segunda, se dejó muchos pelos en la gatera. Le siguieron 4.000 compañías.

Naturalmente, como buen político, don Salvador, el normalizador, pretende el regreso de las compañías y, de paso, quiere asumir, de hecho, el poder empresarial... gratis y sin currar. Pretende, de entrada, que la Fundación Caixa pase a depender de la Generalitat, exactamente igual a como pretendían los indepes Puigdemont y Junqueras, a quien se supone combate Illa.

Salvador Illa, el normalizador, pretende el regreso de las compañías y, de paso, quiere asumir, de hecho, el poder empresarial total en Cataluña, empezando por Fundación Caixa. Y quiere el poder empresarial, como buen socialista... gratis y sin currar

Lo cierto es que el ex ministro de Sanidad de Sánchez -gran labor frente al Covid, la suya- está actuando exactamente igual que Puigdemont y Junqueras, cuando estaban en cúpula. La acusación del secretario general de Vox, Ignacio Garriga, de que en la sede de la Generalitat, un independentista del PSC había sustituido a los indepes de ERC y Junts está cargada de razón

Así, Illa, el presunto moderado, ya se ha dado a la mentira demagógica: arremete contra la madrileña Díaz Ayuso por llamar egoístas a los catalanes y a su cupo mientras ella pide dinero a Cataluña para reducir los impuestos a los ricos. Sabe que son tres mentiras en una: ni Ayuso les da dinero a los ricos con sus deducciones fiscales sino todo aquel que tiene una propiedad y no quiere pagar una y otra vez por ella -esos no son ricos, en tal caso clase media-.

Además, Ayuso, no pide dinero a los catalanes dado que la región más generosas con el resto de comunidades autónomas es la de mayor riqueza, que es Madrid. Por último el dinero que Ayuso pide al Estado no es del Gobierno, ni del PSOE, ni del PSC, es el dinero de todos los impuestos que le corresponden a toda las comunidades autónomas según competencias trasferidas.

Es igual, Illa ya es un sanchista perfecto; miente y exige, todo a un mismo tiempo. Pero, además no sólo pretende el control del dinero público sino también del dinero privado: quiere controlar Fundación Caixa, algo que, si se le permite, supondrá una expropiación más.