Pedro Sánchez podría empezar a denominarse Pedro Sánchez, el intervencionista. A lo que hace en muchas empresas -públicas, semipúblicas y hasta privadas, usando dinero de todos los españoles para colocar amigos (por ejemplo, en Telefónica o Indra, y baraja hacerlo en Naturgy) o para influir en su futuro y en sus decisiones (ha pedido a Criteria Caixa que entre en Talgo y quiere elegir a sus socios), se suma cómo mueve los hilos dentro del Gobierno, en el PSOE y hasta en la Unión Europea. De hecho, es el que marca el ritmo a Teresa Ribera en su doble baile (España y UE), pues ha señalado que “se irá a Bruselas”, eso sí, cuando haya acuerdo para que sea comisaria.

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Así lo ha referido Sánchez en la amable entrevista en RTVE -uno de los portavoces mediáticos de Moncloa-, del pasado día 12. De hecho, él y el canciller alemán, Olaf Scholz, han sido elegidos por el Partido Socialista Europeo (PES) como negociadores de la familia socialdemócrata europea para el reparto de cargos, pues consideran que los 136 escaños obtenidos por la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D), sólo tras los 190 del Partido Popular Europeo (PPE), les dan “un sólido poder de negociación”. Veremos.

Por el momento, Sánchez ha mostrado su intención de que Ribera llegue a comisaria europea “vinculada con la agenda del clima”. En un principio, se decía que no aspiraría a comisaria de Energía, cargo que ahora ocupa la estonia Kadri Simson, sino a lo que un día fue el neerlandés Frans Timmermans y que abandonó para presentarse a las elecciones de su país con poco éxito. Sin embargo, en los últimos meses, ambas carteras han estado repartidas: el eslovaco Maroš Šefčovič es vicepresidente del Pacto Verde Europeo y el neerlandés Wopke Hoekstra es responsable de Acción por el Clima. A la luz de las palabras de Sánchez, parece que esta última cartera sería la que negociará para que se dé a Ribera... y empecé a liderarla el próximo otoño.

Eso sí, Sánchez quizá debería tener en cuenta que tanto el excomisario europeo -y pepero- Miguel Arias Cañete como la número dos de Ribera, la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagesen, han coincidido en señalar que es un error separar las carteras de Energía y Clima. Así se pudo ver (también el día 12, horas después de su entrevista) en la entrega de los XXXIV premios del Club Español de la Energía. Arias Cañete, que recogió el Premio Energía y Sociedad Victoriano Reinoso, ha referido que “al presidente de la Comisión lo ponen los gobiernos, pero este elige a los comisarios”, aunque no es un secreto que esto no es exactamente así y el nombramiento de Sánchez y Scholz como negociadores del PSE así lo refleja. También ha reconocido que “el papel del gabinete de los comisarios es superimportante” y ha destacado a Cristina Lobillo (que lideró el suyo cuando era comisario y ahora es la directora general de Energía de la Comisión Europea). Eso sí, Arias Cañete ha referido que ahora “el escenario es mucho más complejo” que en su etapa, que “es un error separar Energía y Clima, y no hay razón de fondo para hacerlo” y además, “hoy la competencia es global y hay que ver cómo mantenemos la competitividad”.Por cierto, hace poco más de dos semanas, Lobillo estuvo en Madrid para participar en la 50ª reunión anual de la patronal gasista (Sedigas), donde insistió en la competitividad y el trilema energético (sostenibilidad, seguridad de suministro y precios asequibles).

Aagesen presume de que el Gobierno Sánchez lo hizo muy bien porque “lo puso en una misma cartera denominada Transición Ecológica y unida a Reto Demográfico”, porque “esta agenda sólo funciona si es agenda verde y social”. A Ribera le ha gustado mucho más lo primero

Por su parte, Aagesen ha destacado la importancia de una comisaría de Energía y Acción por el Clima y ha presumido de que el Gobierno Sánchez lo hizo muy bien porque “lo puso en una misma cartera denominada Transición Ecológica y unida a Reto Demográfico”, porque “esta agenda sólo funciona si es agenda verde y social”. ¿En serio? Pues parece que si hubiera que hacer un balance de la trayectoria de Ribera en el Departamento ha habido más de lo primero que de lo segundo y además le encantaba reunirse mucho más con los ecologistas que con las empresas energéticas.

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Arias Cañete y Aagesen también han coincidido en aplaudir el impulso verde. El primero ha referido que “la lástima es que no todo el mundo va a la misma velocidad, pero Europa es el buque insignia e ir a la cabeza en ambición siempre es bueno”. La secretaria de Estado de Energía ha subrayado “la importancia de ese liderazgo” y tras las últimas palabras del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtiendo de que al hilo del cambio climático no somos los dinosaurios, somos el meteorito, ella espera que “no seamos ni el meteorito ni los dinosaurios, los humanos sabemos qué tenemos que hacer y no podemos dar ni un paso atrás”. Al hilo de esto ha referido que “la inacción provoca pérdidas del 20% en el PIB mundial y la acción crecimiento del 7%” y hay que “contar con todos”. Respecto a Europa, Aagesen ha subrayado que “necesitamos una Europa fuerte, unida, competitiva, que no puede bajar la guardia ni un segundo”, justo cuando la seguridad, la defensa y la economía han empezado a tener más relevancia que lo verde, como se ha visto en la Comisión Europea y por parte de varios fondos de inversión.

Un apunte de Arias Cañete para Ribera en caso de que haya acuerdo y logre ser comisaria: “He estado 38 años en política, me lo he pasado estupendamente como comisario, es una experiencia única y hubiera pagado por ello”. La marcha de Ribera a Bruselas provocaría una “crisis puntual” en el Gobierno, según el propio Sánchez, y sería “una pérdida importante para el Gobierno de España” (desde luego más que la de Yolanda Díaz, que sólo ha dimitido como líder de Sumar), porque es una profesional “hipercompetente y comprometida”. El intervencionista aún no da nombres, pero lleva un tiempo pensándolos: el esposo de Ribera, Mariano Bacigalupo; Hugo Morán; la propia Aagesen; y hasta Manuel de la Rocha; entre otros.