Sánchez, Botín, Galán: amigos para siempre. Al menos, hasta las elecciones. Los tres son progresistas
Si la montaña no viene a Mahoma, Mahoma irá a la montaña. Los empresarios del Ibex ya no acuden a las convocatorias de Pedro Sánchez, así que la vicepresidente Calviño ha decidido acudir a las convocatorias de la banca. Por ejemplo a las de la injuriada Ana Botín. Calviño/Sánchez, poli bueno, poli malo.
Es decir, un giro copernicano del Gobierno pero bajo la técnica del poli bueno-poli malo. Ahora, el poli bueno es Nadia Calviño, muy europeísta ella, quien se ha plantado en la Conferencia Internacional, que organiza el Banco de Santander para pedirle a la banca que "una vez más, sea parte de la solución".
Sí, lo han entendido bien: "una vez más". Y Calviño ha alabado a la banca por su espléndido papel durante la pandemia, por su colaboración con los créditos ICO, apertura de oficinas en plena epidemia etc... "una vez más".
Y la razón era lo de menos: hipotecas para vulnerables. La banca ya ha dicho lo que puede hacer y lo que no puede hacer en pro de salvar un crédito hipotecario, medidas que a Yolanda Díaz no le parecen suficientes, faltaría más, pero que Calviño, no exige, sino que solicita, requiere, reclama, anima... sin concretar y con mucho tacto.
En año electoral no puedes tener enfrente ni a los empresarios ni a Bruselas. Son la voz de la moderación, imagen que Sánchez pretende mantener a toda costa para salvar el voto de centro
Es curioso, porque esta conferencia internacional la organizaba el Banco Santander, cuya presidente, Ana Botín fue injuriada, con nombres y apellidos por un tal Pedro Sánchez, quien aseguró que si las medidas del Gobierno disgustaban a Ana Botín e Ignacio Galán, es que iban a bien.
Y en Moncloa celebran que Iberdrola haya defenestrado a Antonio Miguel Carmona, como responsable de imagen de la compañía. Sí, Moncloa celebrando la caída de un socialista. Bien es verdad que moderado y que por sus broncas en El PSOE madrileño ya estaba muy alejado del Sanchismo, pero no deja de ser un ex candidato al importante ayuntamiento de Madrid.
Es cierto que Galán es un gran empresario con una gran problema de imagen y veleidoso como ningún otro en materia de comunicación. Ahora bien, no deja de ser el mismo energético que ha pasado de ser el mentor del Sanchismo a enfrentare directamente a él. De hecho, cuando la vicepresidente tercera convoca a las eléctricas, Galán no acude; envía al Ceo de Iberdrola España, el chileno Mario Ruiz-Tagle.
Un detalle, los dos injuriados por Sánchez, son ahora los empresarios a los que Moncloa tienta para que, recuperen, a pachas, el control de El País y de la SER... de donde Botín fue expulsada y de donde Galán fue laminado, especialmente en El País, por llamar tontos a quienes utilizaban la tarifa regulada del Gobierno.
Cosas veredes: ahora Moncloa pretende que Ana Botín e Ignacio Galán retomen el control de El País y la SER o, al menos, que eviten su quiebra durante un año, hasta las próximas elecciones
Y es que Sánchez necesita que El País y la SER, más esta que aquel, se mantengan en pie hasta las próximas elecciones, como el primer instrumento de propaganda del PSOE.
En año electoral no puedes tener enfrente ni a los empresarios ni a Bruselas. Son la voz de la moderación, imagen que Sánchez pretende mantener a toda costa para salvar el voto llamado de centro. El de la ultraizquierda ya lo tiene o, en cualquier caso, pertenece a Podemos. Pero en España las elecciones se ganan en eso que se llama voto moderado y que nadie sabe exactamente lo que es.
Y un enfrentamiento con Europa o con los grandes empresarios te pueden arrebatar esa vitola centrista.
Sánchez, Botín, Galán: amigos para siempre. Al menos, hasta las elecciones generales de, se supone, noviembre. A fin de cuentas, los tres son progresistas. Y que responden en los cuarteles generales de Boadilla y de Tomás Redondo 1. Pues, resumido, dicen que amigos pero sin perder, que amigos pero que la vaquiña en tu "prau". Entre otras cosas, porque, como aseguraba hoy mismo un directivo del banco: "No tenemos nada que perder y muy poco que ganar. Tanto Iberdrola como nosotros somos entidades internacionales con sede social en España". Vamos, que Sánchez les importa más bien poco. Pueden levantar el teléfono y se les pone el presidente norteamericano. Claro que a lo mejor Joe Biden no cae en con quién está hablando. Pero esa es otra historia.