Ana Botín, la presidente del Santander, lo tiene claro: su segundo objetivo inversor es Estados Unidos, donde presentará Openbank en diez días mientras el primer mercado, es México, que, a pesar de Andrés Manuel López Obrador, y por mor del veleidoso tablero de la diplomacia mundial, se ha convertido en el patio trasero norteamericano pero, ojo, patio trasero industrial. 

En definitiva, que ahora mismo México es el dorado para un banco como el Santander. Botín espera poco de Europa, más de Estados Unidos, una economía floreciente, pero donde se enfrenta, sin embargo, a una asfixiante competencia.

Entendámonos: el Santander ya es el cuarto banco de México, pero hasta ahora, era banca presencial mientras que la inversión que prepara Botín es para banca digital, en concreto el formato Openbank y con el objetivo de convertirse en el primer banco de México, puesto que ahora mismo ostenta el BBVA.

Y entra en juego el elemento político: conste que Ana Botín se ha entendido bien con López Obrador pero no olvidemos que este es, ante todo, un hombre convencido de que juega un papel histórico en el mundo mundial, su mesianismo es tan palpable que puede provocar risa o desconcierto pero en materia económica deja hacer, quizás porque le aburre, 

Su sucesora Claudia Sheinbaum no ha empezado con buen pie, ha empezado pelín indigenista, despotricando contra España. Ahora bien, se espera que rompa con el mesianismo de su predecesor y que caiga en la cuenta de los peligros de las dos reformas que AMLO le ha dejado sobre la mesa: los militares como remedio contra la violencia (contra el narcotráfico y contra las mafias no se lucha con soldados, sino con jueces y policías) y la reforma judicial. La justicia mexicana actual es bastante corrupta pero eso no se soluciona añadiendo, a la corrupción judicial, la ancestral corrupción política mexicana, consistente en que a los jueces los elija el Gobierno. 

Esto, un populista como AMLO no tiene por qué saberlo, Esperemos que doña Claudia lo aprenda.

En cualquier caso, Botín ha decidido seguir adelante con su megainversión mexicana y con el objetivo de convertir al Santander en el primer banco del país azteca, además de en uno de los operadores financieros reconocidos como sujeto activo por el mercado norteamericano.

Ahora mismo, lo que más preocupa a doña Ana son sus dos viajes de presentación de Openbank, uno a Nueva York, otro a México. 

Relacionado