El Economista publica hoy un gran artículo, firmado por Javier Romera, con el siguiente título: "El núcleo español de Prisa busca aliarse con el checo Kretinsky y lanzar una opa: es dueño del 50% de Caprabo y participó en Le Monde".
El gran protagonista es José Miguel Contreras, el que fuera asesor de imagen de Rodríguez Zapatero en sus tiempos presidenciales. Comparte estrellato con Javier de Paz, el amigo del expresidente ZP, consejero de Telefónica y ahora, tras la salida de Pallete, presidente de Movistar+.
Y ambos se han propuesto, no un objetivo, sino dos: por un lado que Telefónica compre la quebrada PRISA; de otro, que Telefónica financie el nuevo canal de TV en abierto, que empezó a llamarse La Séptima y ahora es popularmente conocida como Tele-Pedro.
Naturalmente, si hay algo que la nueva Telefónica presidida por Marc Murtra no debiera hacer son esas dos operaciones ruinosas: comprar PRISA, que está en quiebra técnica, con patrimonio neto negativo, y poner en marcha una tele en abierto, a mayor gloria del inquilino de La Moncloa.
José Miguel Contreras inicia una maniobra de distracción, de nombre Kretinsky, que no viene de 'kretino': es un magnate checo al que los franceses prohibieron hacerse con Le Monde. Pero 'Spain in different'
Contreras fue expulsado de PRISA por el presidente del Grupo, Oughourlian, y de inmediato se ha instalado en la Telefónica de Marc Murtra, ahora más o menos propiedad de La Moncloa y, sobre todo, a la sombra del consejero Javier de Paz, elevado a nuevo presidente de Movistar+, es decir, del grupo de medios de Telefónica.
Y como hablamos de operaciones ruinosas, Contreras ha iniciado una maniobra de distracción: pregona por todo Madrid que Telefónica podría comprar Vodafone España.
Por motivos regulatorios la operación suena a compleja, por motivos financieros mucho más. Si uno de los principales problemas de Pallete fue encauzar la deuda de Telefónica no les digo yo lo que supondría añadir otros casi 4.000 millones de euros más de Vodafone España, propiedad del fondo Zegona. Pero como maniobra de distracción no está mal.
Otra maniobra de distracción es la que describe El Economista: el checo Daniel Kretinsky -que no viene de 'kretino', porque es checo pero no tonto-, un magnate de Chequia al que los franceses prohibieron hacerse con Le Monde, invertiría en PRISA. ¿Y por qué iba a invertir en una empresa que lleva años en quiebra técnica?
Otro despiste interesado: Telefónica podría comprar Vodafone España. ¿En serio? Eso supondría aumentar la deuda en otros 4.000 millones de euros
¿Y Oughourlian, el hombre que se cargó a Contreras y se enfrentó a Sánchez? Oughourlian, ya lo hemos dicho, es, ante todo, un especulador financiero. Por eso, aunque PRISA no soporta el más somero análisis contable, el franco armenio Oughourlian pide 900 millones de euros por lo que en bolsa capitaliza 500. Así que pide a La Moncloa, perdón a Contreras, que lance una OPA por el 100 por 100 de PRISA a ese precio. De este modo, miren ustedes por dónde, resulta que Oughourlian recuperaría su capital perdido, perdón, invertido, en PRISA por su fondo, Amber Capital: unos 300 millones de euros.
Todo ello sabedor de que la chapucera gestión del ministro Óscar López con los franceses de Vivendi, propietarios del 11% de PRISA, a los que pretendió ganar para la causa monclovita, no ha dado resultado.
No se engañen: al final, para que Sánchez tenga su canal de televisión -o sea, Tele-Pedro- de propaganda, otro más, será Telefónica la que ponga el dinero. Y para que El País y la SER defiendan a Sánchez -todavía más que ahora- será Telefónica la que ponga el dinero para hacerse con PRISA.
Todo ello salvo que la razón vuelva a imperar en el Distrito C y la sensatez en Moncloa... pero eso no tiene por qué suceder mañana.