Ben van Beurden, CEO de Shell, dejará su cargo en manos de Wael Sawan, el próximo 1 de enero
Shell celebra en bolsa el aumento del dividendo del 15% que ha anunciado, tras registrar elevados beneficios e ingresos en los nueve primeros meses. Claro que el resultado bruto de explotación (Ebitda) del tercer trimestre se ha relajado un poco, frente al obtenido entre abril y junio.
La petrolera anglo-neerlandesa ha triplicado su beneficio neto atribuido entre enero y septiembre, pasando de los 8.619 millones de euros de hace un año a 31.820 millones. Y los ingresos han aumentado un 56,2%, a 284.305 millones.
Sólo en el tercer trimestre, Shell ha registrado un beneficio neto atribuido de 6.726 millones, el segundo mejor resultado trimestral de su historia, frente a los números rojos de 446 millones presentados hace un año. Tras el batacazo que supuso el Covid-19 para el sector petrolero, que después pasó a beneficiarse de los altos precios del crudo, conviene echar un vistazo a la evolución del beneficio neto ajustado: se ha situado en unos 9.413 millones, algo inferior al de 11.422 millones logrado en el segundo trimestre. Y el Ebitda ajustado también ha mostrado una leve relajación, pasando de 23.050 millones a 21.419 millones. No obstante, la petrolera ha destacado su desempeño sólido en un entorno económico turbulento con precios de crudo más bajos y precios de gas más altos en comparación con los del segundo trimestre. Por su parte, los ingresos entre julio y septiembre han ascendido un 60,4%, a 98.516 millones.
Y recuerden, el próximo 1 de enero la petrolera cambiará de CEO: Ben van Beurden cederá el testigo a Wael Sawan, hasta ahora jefe del área de renovables. Esto demuestra la fuerte apuesta por la transición energética y la neutralidad en emisiones, objetivos que también persiguen otras muchas compañías de su sector y de otros. A finales de agosto, Van Beurden advirtió que la crisis energética en Europa podría durar varios inviernos e incluir racionamiento, y a principios de octubre, se pronunció a favor de un impuesto especial sobre los beneficios de las energéticas, algo que no gusta a la gran mayoría de su sector.