El rumor en el sector bancario europeo es que Unicredit, el mayor banco italiano de banca universal, absorba a Credit Suisse, uno de los dos grandes bancos de inversión y de gestión de fortunas suizo. El que lidera el portugués António Horta-Osório. Sí, el hombre del Santander, del Lloyds, y ahora de CS.

En cuanto corrió el rumor, el primer banco francés, BNP Paribas, se sumó a los apostantes. Al Santander, el segundo mayor banco al por menor de Europa, no le interesa meterse en ese fregado. De cualquier forma sería una fusión por absorción: Unicredit compraría a un Credit Suisse del que todavía se duda que haya salido de la crisis vivida durante los últimos años. En cualquier caso, sería divertidísimo contemplar la batalla de egos entre Horta-Osório y Andrea Orcel. El mejor negocio que han realizado ambos ha consistido en comprarse por lo que valen y en venderse por lo que creen que valen: un negocio redondo.

Y otra curiosidad: Horta-Osório, especialista en banca doméstica, fue fichado para reflotar un banco de inversión o de banca privada como es Credit Suisse. Mientras que Andrea Orcel, que de banca doméstica no tiene ni idea, fue fichado como primer ejecutivo de Unicredit, banca preferentemtente al por menor.

Unicredit y Credit Suisse estarían haciendo realidad el modelo que pretende el BCE: cargarse la banca doméstica que pasaría a ofrecerse por internet y por el móvil, y que todos sean bancos de inversión o bancos de fortunas

Pero ninguna de estas curiosidades supone lo más representativo de esta operación, si realmente se llevara a efecto. Lo más significativo es que, como primera derivada, Unicredit y Credit Suisse estarían haciendo realidad el modelo que pretende el Banco Central Europeo (BCE): cargarse la banca doméstica que pasaría a ofrecerse por internet y por el móvil, y que todos sean bancos de inversión o bancos de fortunas. ¿Y los depósitos, el sistema de pagos o la hipoteca de la viuda? Pues quedarían en manos de las cuentas de depósitos del propio BCE. Se supone que este esquema es el que le gusta a los podemitas de extrema izquierda y a los ultracapitalistas del BCE. ¿Por qué será?

A fin de cuentas es la banca doméstica, la banca al por menor, la que cumple un papel social de primer orden, sobre todo, porque constituye el sistema de pagos del país, lo que, en definitiva, hace más fácil la vida de la gente y la gestión de las familias y de las pymes. Es esta banca doméstica, la que además asegura el empleo en el sector, la que está en peligro por los charlatanes monetaristas de doña Christine Lagarde.