Mientras los bancos españoles hablan de un ejercicio 2023 histórico, el consejero delegado de Societe Generale, Slawomir Krupa, se descolgó este jueves con esta declaración: “2023 fue un año de transición y transformación”. Luego vino el mensaje optimista: “Entramos en 2024 con confianza y determinación, un año que verá la ejecución meticulosa de nuestro plan estratégico y un compromiso inquebrantable para alcanzar nuestros objetivos financieros que implicarán, en particular, una mejora de la eficiencia operativa”.

En otras palabras, Societe Generale va con retraso, porque eso lo tenía que haber logrado mucho antes y recoger los frutos en 2023 aprovechando la subida del precio del dinero.

Los números: el beneficio fue de 2.493 millones de euros, un 36,6% más, pero sucede porque compara con un 2022 malo, en el que ganó 2.018 millones, un 64,2% menos que en 2021, por la venta de Rosbank y del negocio de seguros en Rusia, que tuvieron un impacto contable negativo de 3.300 millones. Sin ese impacto, en 2022 habría ganado 5.616 millones. Por tanto, el beneficio de 2023 habría sido menos de la mitad que el de 2022. Un fiasco que, como hemos señalado antes, contrasta con los beneficios récord de la banca española.

La cifra de negocio, por su parte, cayó un 7,6% y no superó los 25.104 millones de euros, y eso a pesar de reducir un 37,8% las provisiones por posibles impagos. Los que sí aumentaron fueron los gastos operativos (+2,9%), que alcanzaron los 18.524 millones de euros.

Mucho tendrá que mejorar Societe Generale en este 2024. De momento, el mercado no se termina de creer las positivas previsiones del CEO y la cotización se mantiene prácticamente sin variación este jueves, en el entorno de los 22,3 euros la acción. Societe Generale vale unos 18.000 millones de euros en bolsa.