En vísperas de que la CNMC hable, cuando la montaña de Cani Fernández dé a luz a un ratón, el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, insiste en convertir la OPA hostil en un acuerdo amistoso entre el banco con sede en Euskadi y el banco con sede en Cataluña. Oficialmente, la teoría del Gobierno no ha cambiado: no nos gusta esa fusión. Y la verdad es que la banca española no está ni de lejos, concentrada. Pero, oficiosamente, en Economía reconocen que lo mejor sería un acuerdo.

Es más, el Gobierno ha adelantado, tras hablar con Junts y con PNV, cuál podría ser el modelo para que lo hostil se convierta en amistoso. Y ha encontrado el precedente en dos entidades fagocitadas: Banco Popular y Banco Pastor.

Se trata de repetir la operación Banco Popular con el Banco Pastor: en Cataluña seguiría funcionando la marca Sabadell, una SA con sede en Barcelona, cuyo presidente sería el catalán Pep Oliu

De entrada, BBVA integraría al Sabadell... que no dejaría de existir como banco... ni como banco catalán.

Es decir, el BBVA integraría el Sabadell, pero este seguiría teniendo su propia naturaleza jurídica y su propia marca, al menos en Cataluña. El cliente catalán vería cómo la sucursal de la Diagonal no pone BBVA, sino Banc Sabadell.

Naturalmente, eso significa que mantendría una nomenclatura propia. Y así, el organigrama que se baraja para el nuevo BBVA-Sabadell sería el siguiente: Carlos Torres, presidente del nuevo BBVA; José Oliu tendría dos cargos: vicepresidente de BBVA (ya se cambiarían los Estatutos del BBVA) y presidente de Banc Sabadell. El turco Onur Genç resultaría consejero delegado del grupo resultante. El sacrificado sería César González-Bueno, el hombre del milagro, el que ha levantado la cuenta de resultados del Sabadell. Justo no es, porque hay que reconocer que el balance de González-Bueno como CEO es de notable alto. Pero, ¿quién ha dicho que la vida es justa?

Y todo ello sin abandonar la OPA, aunque Torres deberá mejorarla, porque siempre ha sido una oferta muy rata y ahora lo es más

En el fondo, se trata de repetir la precitada operación del Banco Popular con el Banco Pastor, en Galicia. Recuerden, el Banco Popular se comió al Pastor -por cierto, sin ayudas públicas y en un momento de crisis profunda de la entidad gallega. Aun así, el Popular se hace con las oficinas del Pastor fuera Galicia, mientras, en aquella región, la marca Pastor sigue figurando.

Y atención: José María Arias Mosquera se convirtió en vicepresidente del Popular y en presidente del Pastor. Ergo, en Cataluña seguiría funcionando la marca Sabadell, una SA con sede en Barcelona, cuyo presidente sería el catalán Pep Oliu.

Y todo ello sin anular la OPA, aunque Carlos Torres deberá hacer cambios, porque siempre ha sido una oferta rata y ahora lo es más, dada la evolución de BBVA y Sabadell en bolsa.

En Economía aseguran que Junts y PNV apoyan la ecuación, lo cual resulta relevante en el actual momento político.

Junts y PNV apoyan la ecuación. ¿Saldrá adelante? Es difícil porque lo que mal empieza mal acaba, pero... esto es lo que hay

Ahora bien, aunque en el Ministerio de Economía lo tienen muy claro, la pregunta es: ¿puede esta alambicada operación salir adelante? Pues no está nada claro. Simplemente porque lo que mal empieza mal acaba y Carlos Torres Vila, desde el primer momento, no ha podido hacerlo peor.

Ahora bien, oiga, esto es lo que hay. Peor sería que el BBVA, segundo banco del país, saliera escaldado de la puja. Eso es algo que le podría costar el cargo a su presidente, reelegido hace nada, porque la clemencia no es la característica de los mercados y este tipo de fracasos no suelen perdonarse.

Y, por cierto, también el presunto damnificado de la operación, en el otro bando, César González-Bueno, acaba de ser renovado en el cargo de CEO del Sabadell. Pero mucho me temo que en el mundo de la gran empresa, las renovaciones no son más que una póliza.