El PNV, otro intercencionista empresarial: el lehendakari, Imanol Pradales, quiere que la sede de Talgo esté “en Euskadi”, no en Madrid
Talgo se ha convertido en la última presa del PNV, que más bien quiere ser 'PNV S.A.' a juzgar por sus últimos movimientos en más de una empresa. El lehendakari, Imanol Pradales, quiere que la sede social o fiscal de Talgo “esté en Euskadi”, no en Madrid.
Como saben, el Gobierno central y el vasco quieren entrar en el fabricante ferroviario, con Sidenor y financiación vasca, por ahora, pero sin descartar la llegada de algún otro socio industrial (se ha rumoreado sobre el indio Jupiter Wagons). La siderúrgica vasca que preside José Antonio Jainaga negocia su entrada en Talgo, pero el precio ofrecido no ha gustado mucho al fondo Trilantic (que quiere más, por supuesto). El interés de Sidenor es aplaudido por el intervencionista Gobierno Sánchez y la última muestra se pudo ver hace una semana en la visista del ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, a la siderúrgica, con Jainaga.
Tanto el Gobierno central como el vasco buscan tomar posiciones en Talgo, a través de la SEPI y de Finkatuz, respectivamente. Tanto Puente como Pradales han hablado de “acompañar”, pero en realidad se trata de intervencionismo empresarial, algo que gusta mucho al Sanchismo y tanto o más al PNV. Por ello, este último también está dispuesto a contribuir en el esfuerzo financiero a través de las fundaciones bancarias BBK, Kutxa y Vital (dueñas de Kutxabank, un banco que, curiosamente, es el segundo accionista del fabricante de trenes y autobuses vasco CAF). El diputado general de Álava, Ramiro González, ha pedido a Sidenor y Talgo que lleguen a un acuerdo que garantice el futuro de la planta de Rivavellosa (Álava), donde el fabricante ferroviario tiene casi 700 empleados directos; y ha aplaudido que la Fundación Vital (la más pequeña de las tres fundaciones bancarias citadas) “se implique”.
El lehendakari está dispuesto a apoyar un proyecto industrial en Talgo “que implique garantizar su viabilidad industrial, que implique arraigo” y que conlleve “la atracción de elementos fundamentales para ese arraigo, como las unidades de I+D”
Pradales no sólo ha hablado de “acompañar”, sino también de que la sede social o fiscal de Talgo “esté en Euskadi”, y no en Las Matas (Madrid). También está dispuesto a apoyar un proyecto industrial “que implique garantizar su viabilidad industrial, que implique arraigo” y que conlleve “la atracción de elementos fundamentales para ese arraigo, como las unidades de I+D”. Y no hay que olvidar que vía Kutxabank, el PNV aspira a controlar el gran fabricante español de trenes, sumando Talgo y CAF. Además, los nacionalistas vascos están sacando ya un fructífero rendimiento de sus cinco escaños en el Congreso de los Diputados y su última víctima ha sido Renfe, pues el Gobierno Sánchez traspasará Cercanías al País Vasco el próximo 1 de enero.
En paralelo, el intervencionismo empresarial del PNV no sólo se ve en materia de trenes... a meses de que celebre su novena Asamblea General los días 29 y 30 de marzo en San Sebastián, sino también en otras muchas compañías de diversos sectores: Indra, BBVA, Telefónica, Iberdrola, Repsol... En Indra, donde el Gobierno Sánchez influye y mucho como primer accionista que es (posee el 28% a través de la SEPI), el partido vasco intenta hacer valer a los vascos de Sapa (dueños del 7,944% de la compañía). En BBVA -ahora inmerso en el proceso de su OPA sobre el Sabadell-, quieren entrar tanto el PSOE como el PNV, y dentro de este último no importa tanto si el banco vasco gana y se come al catalán, sino cuánto durará Carlos Torres como su presidente. De hecho, entre los nacionalistas vascos ya se apuntan posibles candidatos para sustituirle: José Ignacio Goirigolzarri, que el próximo 1 de enero dejará de presidir Caixabank; y Antón Arriola, presidente de Kutxabank, quien es más querido por el exlehendakari y exlíder del PNV Iñigo Urkullu, que por Andoni Ortuzar, al frente del partido desde el 12 de enero de 2013.
El intervencionismo empresarial del PNV no sólo se ve en materia de trenes... a meses de que celebre su novena Asamblea General los días 29 y 30 de marzo en San Sebastián, sino también en otras muchas compañías de diversos sectores: Indra, BBVA, Telefónica, Iberdrola, Repsol...
En paralelo, los nacionalistas vascos quieren controlar Telefónica, donde Moncloa tampoco está dispuesta a perder influencia... y usa la excusa de proteger a esta empresa estratégica de sus nuevos accionistas (los árabes de STC). Los primeros lo quieren hacer a través de Laura Abasolo, actual número tres de la teleco y esposa de Antón Arriola. Por su parte, Ortuzar considera como amigo a Ignacio S. Galán, presidente ejecutivo de Iberdrola, y mucho más tras fichar a su hija ‘influencer’ en la eléctrica; y por cierto, hace poco más de un mes, Galán reafirmó ante Pradales (quien pertenece a la cuerda de Ortuzar) el “firme compromiso” de Iberdrola con la economía vasca, y sin olvidar que en Bilbao tiene su sede.
Este miércoles, el PNV no ha acudido a la primera reunión entre el Gobierno y sus socios para negociar un impuestazo energético permanente y Junts ha afirmado no estar convocado, ante lo que Ione Belarra, secretaria general de Podemos, ha insistido en el señalamiento y ha afirmado que “en este Congreso hay dos partidos que son los cachorritos de Repsol, PNV y Junts”, y se ha atrevido a señalar al CEO de esta compañía, Josu Jon Imaz, como el que “no deja asistir” al partido que tiene como portavoz en la Cámara Baja a Aitor Esteban. Sin perder de vista que Pradales es de la cuerda de Ortuzar, no hay que olvidar que en la novena Asamblea General del PNV se renovará el Euzkadi Buru Batzar (el comité ejecutivo nacional del partido), con la elección de la presidencia y de ocho burukides (miembros de dicho comité ejecutivo), y Ortuzar podría seguir o no... mientras que Urkullu sigue influyendo en el partido y entre los miembros de su línea está Emiliano López Atxurra, presidente de Petronor (filial vasca de Repsol). Al hilo del tema fiscal, PNV y Junts están en contra de prorrogar el impuestazo energético..., de hecho, Esteban ha subrayado que el sector energético “supone muchos puestos de trabajo y una parte importante de la recaudación”, y ha pedido ser “serios” y dar “seguridad jurídica”. Además, Junts ha pactado con el PP una enmienda para eliminar el impuesto a la producción eléctrica.
Y por si todo lo anterior no bastara, Talgo también tiene que lidiar con Renfe. El operador público ferroviario que preside el socialista catalán Raül Blanco ha bloqueado el primer pago por los 30 trenes Avril, según informa El Correo, y que ascendía a 6 millones de euros, de un total de 120 millones. Por su parte, el fabricante ferroviario ha rechazado la sanción que le ha impuesto Renfe por 116 millones debido al retraso en las entregas de dichos trenes, y no descarta medidas legales.