A Carlos Torres nunca le gustó la participación de BBVA en Telefónica y ahora está abocado a decidir si venderla o ampliarla
Otro accionista de Telefónica del que prácticamente no se habla es el BBVA, propietario actualmente de un 4,8% del capital y con un vocal en el consejo de administración de la operadora.
Ahora bien, desde la irrupción, primero de STC y luego de la SEPI, en el capital de la compañía, cada uno con un 10%, porcentaje que igualará Criteria próximamente, el banco que preside Carlos Torres se ha quedado claramente descolgado. Ha pasado de ser un accionista de referencia, con un consejero como vicepresidente de la teleco -José María Abril-, a quedar relegado, incluso fuera del pódium, tras la SEPI, los árabes de STC y Criteria.
¡Ojo! Un 10% del capital no da derecho a dos consejeros, sino sólo a uno
En este contexto se ponen de actualidad las palabras de Torres durante la presentación de resultados anuales del banco, cuando aseguró que mantendría la participación en Telefónica “si tiene sentido”. “No ha cambiado nada en nuestra visión con la participación”, afirmó a finales de enero. Una participación calificada como “financiera”.
En otras palabras, en ese momento el banco no se planteaba vender las ‘matildes’ porque, según Torres, “no ha cambiado nada en nuestra visión con la participación”, pero casi cuatro meses después, la situación sí ha cambiado y ha relegado al BBVA a una posición irrelevante que le obliga a tomar una decisión: o se gasta 1.187 millones y compra otro 5% o se marcha de la teleco e ingresa 1.139 millones que podría aprovechar para mejorar la OPA sobre el Sabadell.
El único problema de Telefónica es que se vuelva ingobernable
A todo esto, tras el ascenso de la SEPI al 10%, los árabes de STC ya no tendrán que esperar más para pedir permiso para llegar, igualmente, al 10% del capital. En cualquier caso, para contar con un consejero les basta con el 6,6%. Y ojo, porque, legalmente, para tener dos vocales hay que poseer el 13,2% del capital. Cosa distinta es que Moncloa decida saltarse la norma, pero esa es otra historia.
El culebrón Telefónica continúa y el único problema es que la compañía se vuelva ingobernable.