
El presidente argentino Javier Milei ha vetado la venta de Telefónica Argentina a Telecom Argentina, es decir, al grupo Clarín y al primer accionista individual del Banco Sabadell -el mundo es muy pequeño- David Martínez, porque la entidad resultante controlaría el 70% del mercado de telefonía argentino.
En el Distrito C insisten en que a Telefónica no le afecta porque, como ya aclarara Laura Abasolo, en el contrato de venta no figuraba ninguna cláusula suspensiva. Por tanto, el problema es ahora Telecom y no de Telefónica.
Dos precisiones: primero, que, como ya hemos dicho en Hispanidad, si no había cláusulas suspensivas es porque el precio era muy barato. Segundo, vender Argentina, el único país al alza, simplemente porque Sánchez y Milei se llevan como el perro y el gato, mientras la operadora española aumenta su inversión en Venezuela, no parece muy inteligente y ha puesto en solfa al nuevo presidente de Telefónica, Marc Murtra, cuando no lleva ni tres meses en la presidencia.
A más a más, la decisión de Javier Milei y la venta de Argentina, afecte o no a la cuenta de resultados de Telefónica -claro que le afecta, pues, aunque no haya marcha atrás, la operadora española ha perdido, no ganó- lo cierto es que la impresión es que Telefónica va a la deriva.
Y eso no es bueno.