Ludovic Pech y Emilio Gayo, CEO de Orange España y presidente de Telefónica España, respectivamente
En Europa hay 100 operadoras con red para más de 500 millones de habitantes, mientras que en EEUU hay sólo tres para algo más de 300 millones de habitantes. El asunto no es si un modelo es mejor que el otro, sino que el primero, el europeo, es inviable, porque el sector requiere unas inversiones tan elevadas -según la CE, 174.000 millones para 2030- que sólo se pueden acometer desde compañías muy grandes o desde la colaboración entre ellas.
Por eso, tanto Emilio Gayo, presidente de Telefónica España, como Ludovic Pech, CEO de Orange España, han pedido este jueves a Bruselas que facilite las fusiones de telecos en el continente, como la que está actualmente en marcha en España entre Orange y MásMóvil.
Al problema del tamaño se une, además, el de la pérdida de valor. “Si no tenemos escala y somos deflacionistas, son dos variables que hacen todavía más difícil abordar la inversión que tenemos que hacer”, afirmó Gayo este jueves, durante su intervención en las jornadas organizadas por Digitales, la patronal que aglutina a las principales telecos de nuestro país. Pech, por su parte, defendió la fusión con MásMóvil, actualmente en revisión por las autoridades de Competencia, y reiteró que Bruselas no debería imponer condición alguna. Ya veremos.
La otra petición, que ya se ha convertido en un clásico, es la llamada contribución justa o 'fair share’, es decir, que los gigantes de internet -Netflix, Google, Amazon, Apple, etc.- paguen por el uso de la red. Y es que el tráfico que generan estas plataformas supone un sobrecoste de 15.000 millones de euros para las telecos europeas y están como para, encima, soportar sobrecostes tan elevados.
En definitiva, esto no va bien. La lentitud de Bruselas para según qué cosas -sancionar a Hungría y Polonia lo hace en tiempo récord- es muy desesperante y si algo no le sobra a Europa es tiempo. Nos estamos quedando atrás frente a EEUU y Asia y las elecciones europeas de 2024 podrían retrasar todavía más unas decisiones que ya van con retraso.