Lo cierto es que todas las miradas confluyen en Javier de Paz, pero el histórico consejero de Telefónica se niega a abandonar un sillón que ocupa desde hace 17 años
Al margen de otras cuestiones, lo cierto es que la irrupción del Estado en Telefónica -ya posee el 8%- le está provocando más de un dolor de cabeza a José María Álvarez-Pallete. Hablamos, concretamente, de la obligada renovación del consejo de administración para dar entrada a los consejeros dominicales.
Efectivamente, la designación de Carlos Ocaña supuso la salida de Carmen García de Andrés, es decir, la salida de un independiente que, además, es mujer. Tras este movimiento, de los quince vocales que tiene Telefónica, sólo cinco son mujeres, es decir, menos del 40% que marcan las normas de buen gobierno corporativo. Además, el número de independientes se ha reducido a diez, de los once que había antes de la entrada de Ocaña, una proporción insuficiente para el mercado, que aboga siempre por mayorías aplastantes de independientes, algo, por otra parte, muy discutible.
Sea como fuere, la entrada de Ocaña ha trastocado un consejo que estaba equilibrado. Se hace necesaria la salida de un varón para que entre una mujer. Y esto, que es tan fácil de escribir, resulta tremendamente complicado de llevar a la práctica. Nadie quiere renunciar a una remuneración que fácilmente puede superar los 200.000 euros anuales.
Eso es cierto, pero también lo es que hay un candidato por encima de los demás con más papeletas para salir: Javier de Paz. Es la opción más lógica de todas: es varón y, además, es el consejero más veterano. Tanto es así, que en 2018, tras agotar los 12 años como independiente, renovó como consejero externo. En 2022 volvió a renovar por otros cuatro años.
Pero el socialista De Paz no quiere salir de ninguna de las maneras, y menos ahora, que ‘los suyos’ han entrado en el accionariado de la compañía. Bueno, eso y que no está dispuesto a renunciar a su sueldo, que en 2023 alcanzó los 611.000 euros.
Otro candidato que podría hacer las maletas es Peter Loscher, consejero independiente desde 2016. El problema del alemán, ex de Siemens y toda una eminencia en Europa, es que fue renovado en la pasada Junta del mes de abril. Invitarle ahora a que se marche parece un pelín inapropiado.
Con Javier Echenique sucede lo mismo. Consejero independiente desde 2016, renovó en abril por otros cuatro años después de cobrar 516.000 euros en 2023. Lógico que no se quiera marchar.
Entre los varones también está Alejandro Reynal, presidente y CEO de Four Seasons, pero su salida sería todavía más inapropiada porque se incorporó al consejo en 2023. Que sólo un año después la propia empresa te indique la puerta de salida, dejaría en mal lugar… a Telefónica.
Y tampoco vas a prescindir de Francisco José Riberas, presidente ejecutivo de Gestamp porque, aunque fue nombrado por primera vez en 2017 y está como independiente, es el primer accionista individual de Telefónica, con alrededor del 0,3% del capital.
Huelga decir, llegados a este punto, lo inapropiado que resultaría la salida de alguna de las cinco mujeres consejeras. Lo cierto es que todas las miradas confluyen en Javier de Paz, pero el histórico consejero de Telefónica se niega a abandonar un sillón que ocupa desde hace 17 años. Demasiado tiempo.