Javier, ¿se presenta a nuestros lectores? Soy Javier Alfayate, analista financiero y gestor de fondos de inversión en Grupo Link. Mi trayectoria comenzó con un interés profundo por entender cómo funcionan los mercados y cómo las emociones y las decisiones colectivas influyen en ellos. He escrito varios libros y documentación técnica sobre análisis bursátil, como “Aleta de Tiburón”, “La Bolsa Evidente”, “Enséñame la pasta”, “Master Trader”, “Quantonomics” o el último: “La Guía del Autoestopista Financiero” de 2024 con el objetivo de compartir estrategias prácticas y basadas en datos que ayuden tanto a inversores particulares como a profesionales a navegar este mundo complejo.

Y las ‘cosas’ están de tal manera que, quizá, a este analista financiero le costó imaginar lo que está ocurriendo en el primer trimestre de este año. “Los episodios de volatilidad en marzo o de los aranceles anunciados, han superado mis expectativas en cuanto a velocidad. Dicho esto, añade que veía un mercado “muy alegre” “que ignoraba riesgos estructurales, y era cuestión de tiempo que algo lo sacudiera”.

Para Alfayate, cuando peor son las noticias, mejor son las oportunidades.“El pesimismo extremo suele ser el momento en que los activos están más infravalorados y…cuando todos venden por miedo, es cuando los inversores con visión a largo plazo pueden entrar a precios atractivos”.

Por lo tanto, ¿cuál es su filosofía de inversión?

Mi filosofía se basa en la idea de que los mercados son cíclicos y que, aunque no podemos predecir el futuro con certeza, sí podemos prepararnos para aprovechar las oportunidades y minimizar riesgos estudiando patrones históricos y tendencias actuales. Me apasiona desentrañar las señales que nos dan los datos y traducirlas en decisiones prácticas en mi gestión diaria de fondos de inversión, siempre con un ojo puesto en la prudencia y la Gestión de capital y otro en el potencial de crecimiento.

¿Imaginaba lo que está ocurriendo en el primer trimestre de 2025?

Cuando proyecté el comportamiento de 2025 a finales del año pasado, anticipé un primer trimestre volátil debido a varios factores: la transición política en Estados Unidos con la llegada de Trump, las tensiones geopolíticas en Europa por el rearme y el ajuste de las políticas monetarias tras años de tipos bajos. Sin embargo, la intensidad de algunos eventos, como los episodios de volatilidad en marzo o el impacto inmediato de los aranceles anunciados, han superado mis expectativas en cuanto a velocidad. Dicho esto, no me sorprende la dirección: ya veía un mercado “muy alegre” que ignoraba riesgos estructurales, y era cuestión de tiempo que algo lo sacudiera. Lo que sí me ha llamado la atención es la resiliencia relativa de algunos activos, como los bonos soberanos de EE.UU. que han relajado sus rendimientos en medio del caos.

- Me contaba, preparando esta entrevista, que lleva 12 años investigando el mercado y escribiendo documentación y libros sobre resultados y ciclos económicos. En este tiempo, enuméreme, por favor, los tres acontecimientos que le hayan sorprendido, para bien o para mal

La crisis del euro (2011-2012): La velocidad con la que se deterioró la confianza en la deuda soberana europea, especialmente en países como España o Italia, fue impactante. El “whatever it takes” de Draghi fue un punto de inflexión que no esperaba tan contundente y que marcó un antes y un después en la política monetaria.

El mercado estaba demasiado complaciente, y los episodios de volatilidad de marzo son una llamada de atención

El auge de las tecnológicas en la pandemia (2020-2021): La magnitud del rally de las “7 magníficas” durante el confinamiento fue algo que subestimé. Pensé que el mercado corregiría antes por sobrevaloración, pero la liquidez masiva lo sostuvo más de lo previsto.

La inflación post-COVID (2022): Me sorprendió la rapidez con la que la inflación se disparó tras años de estabilidad y cómo los bancos centrales tardaron en reaccionar. Fue un recordatorio de que los ciclos pueden acelerarse más de lo que los modelos históricos sugieren.

“Cuando peor son las noticias, mejor son las oportunidades”, le he escuchado decir

Exacto. Esta frase refleja una verdad del mercado: el pesimismo extremo suele ser el momento en que los activos están más infravalorados y ofrecen mayor potencial de retorno. Cuando todos venden por miedo, es cuando los inversores con visión a largo plazo pueden entrar a precios atractivos. Lo hemos visto en crisis pasadas y lo estamos viendo ahora con las caídas de marzo: hay oportunidades en sectores castigados si sabes dónde mirar.

¿Qué es lo que más le preocupa del contexto actual?

Me preocupa la combinación de deuda elevada y la incertidumbre política. En Europa, el aumento del gasto en defensa y la relajación de la austeridad en Alemania están disparando los niveles de endeudamiento en un momento de crecimiento económico débil. En Estados Unidos, las políticas de Trump podrían avivar la inflación y complicar la gestión de la deuda pública. Además, el mercado parece estar subestimando el riesgo de que los bancos centrales pierdan el control sobre las expectativas inflacionistas si la volatilidad persiste.

Desde una visión más técnica, los mercados no gozan de una Amplitud buena. ¿Esto qué quiere decir? Precisamente que la mayoría de valores que componen, por ejemplo, el NYSE (New York Stock Exchange) no logran ascender y por tanto alcanzar nuevos máximos anuales. Esto denota que el mercado estaba sostenido por unos pocos que pesaban mucho en el cálculo de los índices dando a entender que todo iba bien mientras que bajo la superficie yacía una mala situación técnica o desempeño en los valores pequeños y medianos.

El aumento del gasto en defensa y la relajación de la austeridad en Alemania están disparando los niveles de endeudamiento en un momento de crecimiento económico débil

¿Exagera el presidente de la FED de Atlanta con una caída del 2,8% en el PIB de EE UU?

No creo que exagere del todo, pero es una proyección pesimista que depende de varios “si”. Si los aranceles de Trump golpean fuerte al comercio global y la FED no ajusta los tipos a tiempo, una contracción de esa magnitud es plausible. Sin embargo, la economía estadounidense ha mostrado resistencia y un escenario base más realista estaría en una desaceleración más suave, quizás entre el 1% y el 2%, salvo que veamos un shock externo mayor. Estos shocks exógenos pueden acontecer como ya vimos en 2020 con un virus desconocido como fue la COVID-19 o una votación con resultado inesperado como el del Brexit de junio de 2016.

¿Qué está sucediendo en el mercado de bonos? ¿Debemos preocuparnos?

Los rendimientos de los bonos soberanos (japonés, alemán, etc.) se han relajado porque los inversores están buscando refugio tras la volatilidad de las bolsas. Es una reacción clásica: cuando las acciones tiemblan, el dinero fluye a activos seguros, y eso presiona los rendimientos a la baja. No es necesariamente preocupante a corto plazo, pero sí debemos vigilar si esta tendencia se prolonga, porque podría indicar expectativas de crecimiento más débiles o incluso deflación, algo que no encaja con el rearme y el gasto en Europa. Por ahora, veo más una corrección técnica que una señal de alarma estructural.

¿Es sintomático que Europa crezca en deuda para rearmarse?

Sí, es sintomático de un cambio de prioridades. Tras años de austeridad, Europa está girando hacia una política más expansiva para responder a amenazas geopolíticas, como el conflicto en Ucrania o la presión de China. El problema es que este endeudamiento masivo llega en un momento de bajo crecimiento y alta inflación residual, lo que podría tensionar las finanzas públicas si no se acompaña de reformas estructurales.

Si los aranceles de Trump golpean fuerte al comercio global y la FED no ajusta los tipos a tiempo, una contracción es plausible

¿Reactivará la inversión en defensa la economía europea?

A corto plazo, sí, porque el gasto en defensa impulsa sectores como la industria, la tecnología y el empleo. Sin embargo, no será una solución mágica. Si el dinero se financia solo con deuda y no hay un plan para aumentar la productividad, el efecto será limitado y podría dejarnos con una resaca de deuda a medio plazo. Alemania y España, por ejemplo, podrían beneficiarse, pero necesitan una estrategia clara más allá del gasto puro.

Alfayate

 

-El mercado estaba ‘muy alegre’… y han venido episodios de intensa volatilidad en este mes de marzo que han sacudido las bolsas

El mercado estaba demasiado complaciente, y los episodios de volatilidad de marzo son una llamada de atención. Los aranceles de Trump, el fin de la austeridad alemana y el rearme europeo están removiendo los cimientos porque alteran las expectativas de comercio, inflación y política monetaria. Es un ajuste necesario, pero doloroso, que está forzando a los inversores a recalibrar riesgos que habían ignorado.

-Hay quien compara lo decido por Alemania con el ‘whatever it takes’ de Mario Draghi cuando estaba al frente del Banco Central Europeo 

Comparar la relajación fiscal de Alemania con el “whatever it takes” de Draghi es exagerado, pero no descabellado. Alemania está rompiendo su dogma de austeridad para liderar el rearme europeo, y eso tiene un impacto psicológico en los mercados similar al de Draghi en 2012. La diferencia es que Draghi salvó el euro con política monetaria; Alemania lo hace con gasto fiscal, lo que implica más deuda y menos flexibilidad a futuro.

¿Están los ‘7 magníficos’ de capa caída?

El balance negativo de 2025 en los índices estadounidenses refleja que los “7 magníficos” (Apple, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta, Tesla, Nvidia) están perdiendo brillo a pasos agigantados. Nvidia, por ejemplo, sigue fuerte por la demanda de IA, pero Tesla podría estar sufriendo más por la competencia y la percepción de sobrevaloración. Diría que Tesla es el menos “magnífico” ahora mismo, aunque sigue teniendo potencial si Trump impulsa sectores afines.

El gasto en defensa impulsa sectores como la industria, la tecnología y el empleo. Sin embargo, no será una solución mágica

¿Habrá pausa en las bajadas de tipos tras las palabras de Lagarde?

Claramente sí. Deduje de las palabras de Lagarde que el BCE podría tomarse una pausa en las bajadas de tipos. Su tono reciente sugiere bastante más cautela ante la inflación persistente en servicios y el impacto del rearme en el gasto. No descarto que mantengan los tipos estables unos meses para evaluar cómo evoluciona la economía.

¿Qué hará la FED con las políticas de Trump?

Powell tiene razón al pedir claridad sobre Trump. Si los aranceles y el estímulo fiscal disparan la inflación, la FED podría retrasar bajadas de tipos o incluso subirlos, algo que el mercado no espera. Deberían mantener una postura flexible pero firme, ajustándose a los datos y no a las promesas electorales, algo que suena bastante difícil dado el temperamento y las formas de la nueva administración americana. La clave estará en el dato de IPC y el empleo de los próximos meses.

-Y, ¿qué me dice de China y su respuesta al Gobierno Trump? He leído un titular que, muy explícito: ‘Inundación de exportaciones chinas: Que se prepare el mundo’

China está preparando una “inundación de exportaciones” para contrarrestar los aranceles de Trump, devaluando el yuan y empujando sus productos al resto del mundo, especialmente a Europa. Es una estrategia agresiva que puede funcionar a corto plazo, pero se arriesga a favorecer tensiones comerciales globales y una guerra de divisas como ya vimos en la primera administración Trump de hace 8 años. El mundo debe prepararse para más volatilidad.

China está preparando una “inundación de exportaciones” para contrarrestar los aranceles de Trump, devaluando el yuan y empujando sus productos al resto del mundo, especialmente a Europa

¿Está España preparada para gastar 25.000 millones en defensa?

España no está del todo preparada para un aumento de 25.000 millones anuales en defensa sin comprometer otras partidas o aumentar deuda. Financiarlo con deuda mancomunada europea, como pide Sánchez, tiene sentido para repartir la carga y fortalecer la unión fiscal, pero depende de que Alemania y otros países más “rectos” lo acepten. Me parece razonable como idea, aunque ejecutarlo será un desafío político y económico enorme.

Pues, muchas gracias
¡Gracias a vosotros por la oportunidad! Ha sido un placer compartir mi visión y esperando volver a hacerlo pronto.