Thyssenkrupp ya no es lo que era cuando tenía el negocio de ascensores, su joya de la corona (la vendió a varios fondos hace tres años, ahora se llama TK Elevator y sólo conserva una participación minoritaria). Y este martes ha recibido un castigo bursátil superior al 8% tras dar a conocer los resultados de su primer trimestre fiscal (octubre a diciembre), donde ha reducido beneficio neto, resultado bruto de explotación -ebitda-, resultado neto de explotación -ebit-, margen operativo y plantilla en 3.063 personas.

El grupo industrial alemán ha ganado 75 millones de euros entre octubre y diciembre, lo que supone un 29% menos que hace un año. El ebitda ha bajado un 13%, hasta 485 millones; el ebit ajustado, un 33%, a 254 millones; y el margen operativo ajustado ha caído otro 33%, pasando del 4,2% al 2,8%. Es positivo que haya logrado mantener estables las ventas, que se han situado en 9.018 millones, destacando la división de materiales (Materials Services), con 3.246 millones (-1,3%), y el segmento de acero, con 2.945 millones (+10,3%); pero la entrada de pedidos ha bajado un 12%, a 9.177 millones. Los descensos citados en varias magnitudes se han debido en gran parte a la normalización anticipada de los precios y los menores márgenes, especialmente en Materials Services, y a los cambios de cartera en Multi Tracks (división en la que está integrada la participación minoritaria en TK Elevator).

Siguen apostando por “la transformación en un grupo de empresas de tecnología de alto rendimiento, en gran medida independientes. Y estamos haciendo todo lo posible para lograr nuestro objetivo de flujo de efectivo en el año fiscal actual”, afirma Keysberg

“A pesar del continuo entorno incierto, los resultados son sólidos. Gracias a nuestras medidas de reestructuración y desempeño, nuestros negocios ahora son mucho más capaces de enfrentar los desafíos y adaptarse a diversas oportunidades”, ha señalado el director financiero, Klaus Keysberg. Sin embargo, “existe una visibilidad limitada con respecto a la evolución económica futura”, ha añadido, por lo que “no cejamos en nuestros esfuerzos por mejorar el rendimiento y la productividad”. De hecho, siguen apostando por “la transformación en un grupo de empresas de tecnología de alto rendimiento, en gran medida independientes. Y estamos haciendo todo lo posible para lograr nuestro objetivo de flujo de efectivo en el año fiscal actual”. El flujo de caja libre entre octubre y diciembre del del grupo que dirige Martina Merz ha mejorado un 58%, pero aún sigue siendo negativo: ha pasado de -827 millones a -350 millones... así que hay tarea.

Una transformación que ha incluido una fuerte reducción de empleos: hace tres meses, Oliver Burkhard, director de Recursos Humanos, destacaba que habían encontrado “soluciones aceptables” para 9.950 de los casi 13.000 que querían eliminar, llegando alrededor del 80% de las reducciones planificadas. Ahora, se ha conocido que entre octubre y diciembre ha recortado su plantilla un 3%, pasando de 100.386 empleados a 97.323, lo que se traduce en 3.063 menos. Esto último y la venta de su joya de la corona son dos signos de que el grupo ya no es lo que era y recuerden que lo creó August Thyssen, quien empezó a producir acero y sus derivados, y después se fue diversificando: a principios del siglo XX, la familia se separó en dos ramas lideradas por sus hijos Fritz (se relacionó con Hitler y financió al partido nazi) y Heinrich, que emprendieron sus negocios por separado. Este último dio lugar a la rama Thyssen-Bornemisza al casarse con una baronesa y era el abuelo de Hans Heinrich von Thyssen-Bornemisza, más conocido en España como el barón Thyssen, empresario y coleccionista de arte, cuya quinta y última esposa fue Carmen Cervera (también conocida como Tita Cervera o la baronesa Thyssen), quien hoy ostenta una gran colección que exhibe en varios museos públicos en régimen de préstamo. Además, la metalúrgica Thyssen (cuya familia fundadora era contraria al antisemitismo, pese a que Fritz financió al partido nazi) se fusionó con la metalúrgica Krupp (familia que era colaboradora de Hitler), una curiosa unión.