Peter y Michael Taylor, condenados, mientras Carlos Ghosn vive tranquilamente en Líbano
Este lunes, un tribunal japonés ha condenado a dos estadounidenses que ayudaron a Carlos Ghosn a fugarse en diciembre de 2019. Es decir, al empresario que llegó a presidir Renault, Nissan y la alianza automovilística de estos dos grupos con Mitsubishi, que está acusado de varios delitos financieros (entre ellos, malversación) en el país del sol naciente: ahora vive en Líbano y tiene apoyo presidencial de Michel Naim Aoun.
Los dos estadounidenses -Michael Taylor, de 60 años, y su hijo Peter, de 28 años- han sido condenados a dos años y un año y ocho meses de cárcel, respectivamente, penas algo inferiores a las que pedía la fiscalía (dos años y diez meses, y dos años y medio). Fueron detenidos en EEUU en mayo de 2020, donde pasaron diez meses en detención provisoria y después, fueron extraditados a Japón para ser juzgados. Ahora se han disculpado ante el tribunal, pero el juez principal, Hideo Nirei, ha señalado que “los dos acusados lograron con éxito una fuga al extranjero sin precedentes”, algo que considera un “delito grave” porque la perspectiva de ver a Ghosn juzgado en Japón algún día se evaporó.
El juez principal, Hideo Nirei, ha señalado que “los dos acusados lograron con éxito una fuga al extranjero sin precedentes”, algo que considera un “delito grave” porque la perspectiva de ver a Ghosn juzgado en Japón algún día se evaporó
Otro presunto cómplice, un hombre de origen libanés llamado George-Antoine Zayek, sigue en búsqueda por las autoridades japonesas. Recuerden que a finales de 2019, Ghosn estaba en libertad bajo fianza y con la prohibición de salir del país nipón, pero se montó una operación por la que viajó de incógnito de Tokio a Osaka en el tren de alta velocidad escondido en una caja de equipo de audio perforada con pequeños orificios para respirar, con los que pudo burlar los controles del aeropuerto internacional de Kansai, y volar hasta Estambul (Turquía), y de ahí, volar a Beirut (Líbano).
Michael y Peter Taylor no son los primeros condenados por la fuga de Ghosn: el pasado febrero, un funcionario de una aerolínea y dos pilotos fueron condenados a más de cuatro años de cárcel en Estambul. Ni los primeros de EEUU: Greg Kelly, responsable jurídico de Nissan, fue detenido como Ghosn en noviembre de 2018 y actualmente es el único que se sienta en el banquillo de los acusados, enfrentándose a hasta diez años de prisión; y Nissan está siendo juzgada como persona jurídica y se ha declarado culpable.
En enero de 2020, Ghosn (quien tiene triple nacionalidad -libanesa, francesa y brasileña-) se reunió con el presidente libanés. En ese momento, también se conoció que Francia no lo extraditará si pisa el país, según señaló la secretaria de Estado francesa de Economía, Agnès Pannier-Runacher, porque “Francia nunca extradita a sus nacionales”, a pesar de que Ghosn “no debería haberse escapado del sistema de justicia japonés” y que “nadie está por encima de la ley”.