La multinacional Tupperware ha comenzado el proceso de quiebra que, salvo algo muy extraordinario, finalizará con el cierre definitivo de la compañía que podría producirse esta misma semana. La bolsa de Nueva York suspendió su cotización el miércoles tras desplomarse un 57% el martes, hasta los 0,51 dólares por acción. Qué lejos quedan los más de 90 dólares a los que llegó a cotizar a finales de 2013.

La empresa que fundó Earl Tupper hace casi 80 años, en 1946, lo ha intentado todo durante los últimos años para intentar remontar las ventas que se desplomaron por el Covid al no poder organizar las míticas reuniones con potenciales clientes. Eso y que la competencia en este negocio ha sido y sigue siendo tremenda. La venta de táperes se ha extendido enormemente y a unos precios muy competitivos.

Como decimos, Tupperware lo ha intentado todo: en 2022 cambió el consejo de administración, incluido el CEO, y redujo los costes despidiendo al 20% de los comerciales. Pero nada de eso propició la esperada recuperación del negocio y en junio de este año cerró la única planta que aún mantenía en EEUU, con 150 empleados. Tampoco la renegociación de la deuda, que asciende a más de 700 millones de dólares, ha frenado el cierre definitivo de la compañía.

Eso sí, le ha dado nombre al táper.