El turismo se ha consolidado como el motor de la economía española, tras los durísimos años de la pandemia. Eso es bueno, pero no es lo mejor, porque significa que el sector industrial, que otorga estabilidad y robustez, también al empleo y los salarios, ha ido perdiendo peso.

En este contexto, la actividad turística real en España cerró 2024 con un aumento del 6,5%, hasta los 207.763 millones de euros, según el balance anual presentado este jueves por Exceltur. Es una cifra récord que el sector confía batir en 2025 con un crecimiento del 4% y más de 220.000 millones de ingresos. El turismo generó el 26,1% del crecimiento económico, generó 72.000 nuevos empleos y representó el 13,1% del PIB, en 2024.

La mejor noticia fue la positiva evolución de la demanda nacional, con un aumento del 1,2% de los viajes, un 0,3% más de noches de hotel y, más importante aún, un crecimiento del 3,7% del gasto.

Además de los datos anuales, Exceltur lanzó diez peticiones al Gobierno para impulsar políticas turísticas de Estado. Entre ellas, permitir la entrada de las CCAA y de empresas turísticas en Turespaña, el organismo público creado hace 40 años para la promoción de España como destino turístico en el mundo.

Por cierto, el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, Óscar Perelli, aseguró que existe una “buena sintonía”, tanto con el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu, como con la secretaria de Estado de Turismo, Rosario Sánchez Grau. Pero no se emocionen, porque aunque exista buena sintonía, la realidad política española es la que es.