Elon Musk quiere hacerse con Twitter en pro de la libertad de expresión, pero si no lo logra afirma tener un plan B
La actualidad de Twitter anda algo revuelta en las últimas semanas y todo ello gracias a Elon Musk. Y es que este último, que es el hombre más rico del mundo según la lista Forbes, se ha erigido en el nuevo adalid de la libertad de expresión, al atreverse a plantar cara a la censura del Nuevo Orden Mundial (NOM) -a la que sólo le gusta lo políticamente correcto- y también al negocio publicitario de los gigantes de Internet.
El cofundador y jefe de Tesla, así como CEO de otras muchas firmas (Space X y Neuralink, entre otras), ha lanzado una oferta por Twitter, que asciende a unos 43.000 millones de dólares -unos 40.000 millones de euros-. En concreto, unos 54 dólares por acción -unos 50 euros-, lo que supone una prima del 54% respecto a la cotización que presentaba a finales de enero, cuando entró Musk en el capital de la red social (haciéndose con el 9,2%), y del 38% frente a la de principios de mes. No obstante, a los analistas les pareció una oferta baja, porque el pasado julio la acción de Twitter estaba en unos 70 dólares -unos 65 euros-, claro que estos también deberían tener en cuenta que acumula una depreciación del 33% en el último año (principalmente en los últimos seis meses, cuando ha bajado un 30%), a pesar de que en el último mes ha subido más de un 19%, y también que decepcionó en el crecimiento del número de usuarios nuevos en 2021.
A los analistas les parece una oferta baja, porque el pasado julio la acción de Twitter estaba en 70 dólares... olvidan que acumula una depreciación del 33% en el último año, a pesar de que en el último mes ha subido más de un 19%
La oferta de Musk tampoco le parece suficiente al príncipe saudí Alwaleed bin Talal, accionista de Twitter. Claro que Musk ha dejado claro que su oferta es la mejor y la última, y que también tiene un plan B en caso de no tener éxito. Recuerden que llegó a plantearse públicamente si debería crear su propia red social, que no le gustó nada la suspensión de la cuenta de Donald Trump ni la censura a medios prorrusos. Mientras se ha negado a entrar en el consejo de administración de Twitter, evitando así la píldora envenenada que ha lanzado la junta de la red social: si se convierte en consejero no podría superar el 14,9% del capital.
Musk ha tuiteado distintas propuestas sobre lo que debería hacer Twitter. Entre otras, destaca la reducción de la dependencia de los ingresos publicitarios, optando por un negocio más ligado a las suscripciones, lo que parece un golpe al gran negocio de los gigantes de Internet (principalmente Google y Facebook), pues considera que así habría menos riesgo de que “las corporaciones dicten la política”. Otra propuesta es que la red social sea privada, lo que supondría su exclusión de bolsa. Y Musk también ha llegado a hablar de una reducción de plantilla.
Paralelamente, el multimillonario podría tener algunos problemas próximamente. Primero, porque la firma de capital privado especializada en el sector tecnológico Thoma Bravo está explorando la posibilidad de presentar una oferta por Twitter, según Reuters. Y segundo, porque en mayo será juzgado por un tuit que publicó en 2018 diciendo que tenía el capital suficiente para sacar a Tesla de la bolsa, un mensaje que provocó la caída de la acción y que llevó a un grupo de inversores a denunciarle por las pérdidas causadas: un juez ha señalado que dicho tuit era “falso, engañoso e imprudente”, según AFP.