El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, es un especialista en festivales. El lunes 13 montó el festival de la vivienda. Allí fueron todos sus monaguillos ministros para escuchar cómo habla, un deporte que le interesa mucho y en el que hay que reconocer que, tras cerca de siete años, cada día lo hace mejor.

El presidente asumió las tesis más radicales en materia de vivienda, con el señuelo del palo a las socimis -¿Cabe mayor demagogia?- o la fijación con el precio del alquiler y vendió como objetivo, una vez más, la vivienda en alquiler cuando la aspiración de Juan Español es poseer una vivienda en propiedad.

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También jugó con amenazas fiscales contra todos los propietarios, como si la fiscalidad sirviera para decidir a un propietario a alquilar su piso: les asusta mucho más el impago, la okupación... en suma, la inseguridad.

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Para terminar, claro está, con la consabida melodía sobre la derecha especulativa: todo el mundo está lleno de buitres, los buitres de la derechona.

¡Ah sí!, muy importante, la vivienda es un derecho, declaración que no soluciona el problema pero que resulta marmórea.

El planteamiento de Sánchez y de ese cero a la izquierda llamada Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, no consiste en conseguir el apoyo de sumaritas y podemitas, sino en robarles sus votos, los del 15-M. Pero eso no ayuda a los jóvenes españoles

Además, Sánchez asumió las tesis de la extrema izquierda podemita y sumarita. Naturalmente ni una sola de las medidas del Sanchismo solucionará el problema de la vivienda en España pero aquí no se trata de realidad, sino de propaganda. Por eso, Sánchez repite que la vivienda es una propiedad, no un derecho.

En resumen, lo del lunes fue un ejercicio de demagogia en un parlamento artificial, que son los que le agradan a don Pedro: en ellos, ni hay posibilidad de respuesta ni hay preguntas molestas de los periodistas... cada día menos molestas pero al cabo siempre molestas, al menos para la egolatría inconmensurable del personaje.

A ver si nos entendemos: la única solución para el problema de la vivienda es... construir más viviendas.

Pero, ojo: no existe la vivienda pública, la vivienda siempre es privada... o son oficinas: lo que hay son vivienda de construcción pública o de promoción privada.

El planteamiento de Sánchez y de ese cero a la izquierda llamada Isabel Rodríguez, ministra de Vivienda, no consiste en conseguir el apoyo de sumaritas y podemitas, sino en robarles sus votos, los del 15-M, ante el avance del voto de derechas y del voto de izquierdas moderado que ya no soporta la demagogia de Sánchez.

Por cierto, todo lo anterior era una respuesta a Feijóo quien planteó, para solucionar ese mismo problema de la vivienda, una serie de exenciones fiscales.

Por otra parte, como siempre hace la derecha pagana pepera, exenciones irrelevantes, mínimas.

El PP, como siempre, con Feijóo igual o peor, camina en la buena dirección pero, con tanto miedo, que si debe recorrer 100 metros nunca pasa de los 25 y pidiendo disculpas.

¿Derecho a la vivienda? Que las construya el Estado el promotor privado, pero, lo que hace es reducir la carga impositiva a mínimos y, como mucho, fuerza precios máximos de compra de vivienda, no de alquiler de vivienda.

Por cierto, Sanchez ya no promete 50.000 viviendas, ni 80.000, ni 125.000… Simplemente promete, como ayer lunes, "miles y miles de viviendas".

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