Vestas y Orsted han tenido dos comportamientos algo distintos en lo que a energía eólica se refiere en el primer trimestre. La primera ha entrado en pérdidas, situándolas en 75 millones de euros, hasta marzo, mientras la segunda ha ganado 350 millones. Esto también ha provocado distinta reacción entre los inversores, pues la cotización de Vestas ha bajado un 4%, mientras la de Orsted ha subido un 2,7%.

Vestas es un fabricante danés de aerogeneradores que ha tropezado en el inicio del año, después de haber cerrado 2023 con más ingresos y ganando 77 millones (61 millones por atípicos). Por tanto, parece que aún no ha logrado salir de la crisis eólica. En el primer trimestre, los ingresos han bajado un 5,2%, a 2.681 millones; su resultado bruto de explotación (ebitda) ha pasado de 262 millones a 132 millones; y ha tenido unas pérdidas de 75 millones, frente a los 16 millones que ganó hace un año, por las menores entregas de proyectos.

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Por su parte, la entrada de pedidos firmes ha caído un 30%, a 2.300 megavatios (MW), aunque acumula una cartera de pedidos récord de 61.000 MW. A pesar de todo, el presidente y CEO de Vestas, Henrik Andersen, ha subrayado que la compañía “continuó mejorando en el primer trimestre de 2024 y sus resultados financieros estuvieron en línea con las expectativas”, y se mantienen las previsiones anuales.

Con un comportamiento bien distinto en el primer trimestre, se ha situado la energética danesa Orsted, que vivió un gran desastre en eólica marina hace meses y aún no le ha dado carpetazo. Sin embargo, ha tenido un mejor comienzo del año respecto a cómo terminó 2023: su ebitda ha crecido un 8%, superando las expectativas del consenso de analistas, y ha logrado un beneficio de 350 millones de euros.

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La energética danesa, propiedad al 50,1% del gobierno de Copenhague, ha tenido un ebitda de 1.004 millones, un 8% superior al de hace un año, gracias a los mayores ingresos de los parques eólicos marinos (+18%, a 925 millones). En esto último han contribuido los fuertes vientos; la puesta en marcha de los parques Greater Changhua 1 y 2a en Taiwán, y South Fork en el estado de Nueva York (EEUU); los precios más altos de los contratos por diferencia (CFD) y los certificados verdes indexados a la inflación. Por su parte, el beneficio neto ha bajado un 19%, a 350 millones, por los mayores gastos fiscales al reconocer un pasivo en el proyecto solar Eleven Mile en EEUU, a pesar del impacto positivo del mayor ebitda y la reversión del deterioro en el proyecto eólico marino Sunrise Wind también en EEUU. Además, ha mantenido sus previsiones anuales.

“Seguimos centrados en la ejecución de los proyectos y en reducir los riesgos derivados de los continuos problemas de la cadena de suministro”, ha referido el CEO, Mads Nipper. No hay que olvidar que la energética danesa prosigue con el proceso de reestructuración que inicio el pasado febrero, tras deterioros millonarios a finales de 2023 y tres salidas en su directiva (Daniel Lerup, Richard Hunter y Thomas Thune Andersen, director financiero, director de operaciones y presidente, respectivamente) en unos meses: anunció 800 despidos, suspendió el dividendo entre los años 2023 y 2025, reajustó objetivos y anunció una reducción de gastos de capital en 4.694 millones. También anunció la marcha de España, Portugal y Noruega, ahora ha procedido a salir de Francia, vendiendo su negocio solar y eólico terrestre a Engie; y ha logrado licencia de eólica marina en Australia para un primer proyecto y podría recibir otra licencia para un segundo proyecto.

Vestas tiene más de 2.000 empleados en España, aunque ya sólo fabrica en Daimiel y el resto son centros de trabajo y de mantenimiento; mientras Orsted se ha marchado de nuestro país

Recuerden que en España, Vestas tiene más de 2.000 empleados, pero tras el cierre de la actividad fabril en la planta de Viveiro (Lugo) en septiembre de 2021 -ni siquiera el viaje de un trabajador en bicicleta a la sede de la compañía cambió el plan-, ya sólo fabrica en la de Daimiel (Ciudad Real), aunque también tiene centros de trabajo en Granada, Madrid y Zaragoza; y la planta de Viveiro se reconvirtió en un centro dedicado al mantenimiento de parques eólicos que ya tiene más de 60 empleados. Por su parte, Orsted se marchó de nuestro país (algo que no afecta al proyecto de hub eólico en Punta Langosteira que tenía con Repsol y otras compañías).