Margherita della Valle, CEO de Vodafone, tiene una difícil tarea por delante
El grupo Vodafone tiene dos problemas, principalmente: la deuda, que sigue siendo elevadísima, y Alemania, su mercado más importante, actualmente sumido en una crisis económica y política significativa. De la India, un mercado prometedor hace unos cuantos años, ni hablamos.
Este es el contexto de los resultados de la compañía de su primer semestre fiscal, presentados este martes. Es cierto que volvió a beneficios (1.221 millones de euros) después de perder 155 millones en el ejercicio anterior, pero la cosa no va tan bien como parece.
Los ingresos por servicios aumentaron un 1,7%, hasta los 15.109 millones de euros, gracias al impulso en África, Turquía y el resto de Europa, que compensaron la caída de Alemania, según el informe publicado por la compañía. Los ingresos totales alcanzaron los 18.276 millones, un 1,6% más que en el ejercicio anterior. El Ebitda después de arrendamientos se estancó en los 5.411 millones, un 0,3% inferior, mientras que el beneficio operativo aumentó un 28,3%, hasta los 2.382 millones, gracias a la venta del 18% de Indus Towers en el primer trimestre, por 0,7 millones de euros.
Alemania, como hemos anunciado, sigue siendo su mercado principal -ingresó 6.122 millones de los 18.276 del grupo-, pero facturó un 4,4% menos en el semestre por la pérdida de clientes tras subir las tarifas, y por el cambio legislativo que afecta a la TV de pago.
El segundo problema, y más importante, es la deuda, que cerró el semestre en los 31.800 millones de euros, un 4,2% menos que al cierre del ejercicio anterior, tras vender el negocio en España y el 10% de Oak Holdings, matriz de Vantage Towers. La mala noticia es que los 4.100 millones obtenidos por Vodafone España no se volverán a repetir, y más ventas de Oak Holdings (por el 10% ingresó 1.300 millones) supondrían menos ingresos recurrentes.
Dicho de otra manera, Vodafone se está jibarizando para reducir deuda lo que, a su vez, merma su capacidad para generar ingresos. Y eso, en un sector como el de las telecomunicaciones, que requiere de elevadísimas inversiones, no augura nada bueno. La decisión de las autoridades británicas sobre la fusión con Three, y la decisión sobre la venta de Italia -ambas se tomarán en las próximas semanas-, serán cruciales para el futuro de Vodafone.