Los jóvenes españoles no quieren ser empresarios sino funcionarios. Con biotipos como las ministras Yolanda Díaz y Elma Saiz, no me extraña / Foto: Pablo Moreno
La vicepresidenta segunda del gobierno, doña Yolanda Díaz, líder de Sumar y la más lista del mundo mundial ha bloqueado las -pocas, no nos engañemos- iniciativas provenientes del Ministerio de Economía, para sostener, al menos sostener, si no reducir, las cotizaciones sociales que se pagan por un trabajador, que cobra el salario mínimo.
Porque, claro, resulta que los expertos, esos señores tan sabios que siempre concluyen lo que tú les habías pedido que concluyeran, pero con premisas mucho más elegantes que las tuyas, apuestan por un salario mínimo de 1.185 euros brutos (ojo, brutos) al mes, lo que supone una subida del 4,4%. Y posiblemente eso sea lo que subirá el SMI en 2025.
Con tantos impuestos que maniatan a la empresa, que provocan salarios bajos, con tantas facilidades para la holganza y tan escaso premio a la laboriosidad, empresarios, emprendedores, autónomos y profesionales españoles sólo piensan en un cosa: en jubilarse
Ahora bien, por vez primera, este año, en Economía se le ha pedido a la vicepresidenta y ministra de trabajo, doña Yolanda Díaz, que suba el salario mínimo, sí, pero que, al mismo tiempo, rebaje los impuestos, en especial las gravosas cuotas sociales. Esas que en un 80% paga el empresario y el 20% el trabajador. Bueno, lo cierto es que el empresario es quien paga el 100×100 pero la quinta parte, aproximadamente, figura en nómina y el 80% lo paga la empresa directamente a la Seguridad Social.
Vamos, que lo que proponía Economía es que el Estado, o sea, el Gobierno, o sea, Yolanda, cobrase menos y ese trabajador a quien dice defender cobrase más. Pues no: doña Yolanda ha dicho que por encima de su cadáver, que las cuotas sociales, que en España son las más altas de todo Europa, no se rebajan ni una miajita.
Y así, está consiguiendo que, mismamente, muchos matrimonios jóvenes estén pagando 1.000 euros pelados a su empleada del hogar mientras le abonan entre 400 y 500 a doña Yolanda. Está consiguiendo que muchos matrimonios jóvenes que contratan a un empleado del hogar lo hagan en economía sumergida. Probablemente, ese matrimonio preferiría pagarle más a su empleada, que así trabajaría mejor, y pagarle menos a Yolanda.
Pero es lo que tiene ser comunista: primero decides lo que hay que hacer y luego piensas si es justo. Por ese orden.
Pero al plato aún le faltaba un hervor. Entonces llega la navarra Elma Saiz -el otro enemigo público de las pymes, de los autónomos, de los profesionales, de todo lo pequeño- e insiste en las bajas flexibles... justo cuando la productividad del trabajador español se ha desmoronado -aun más- tras la pandemia, por causa del teletrabajo.
¿Qué son las bajas flexibles? Pues permitir que a cualquiera por cualquier motivo de baja, donde ya somos excesivamente espléndidos en España, donde batimos récord de absentismo laboral, se le permita reintegrarse, poquito a poquito, no sea que se vaya a herniar.
Es decir al igual que la gallega Díaz, la navarra Saiz hace justo lo contrario de lo que le conviene a la economía española, cuyos principales problemas son la falta de empleo y la falta de productividad. Con estas medidas seguiremos siendo los campeones del paro y los campeones de las bajas laboral... y que viva la productividad.
Los jóvenes españoles no quieren ser empresarios sino funcionarios. Con biotipos como las ministras Yolanda Díaz y Elma Saiz, no me extraña
La empresa española, sobre todo la pequeña, donde los impuestos laborales pesan como una losa, desanima a emprendedores y autónomos, a aquellos que prefieren fabricarse su propia nómina y ser dueños de su propio destino.
Pero con tantos impuestos que maniatan a la empresa, que provocan salarios bajos, con tantas facilidades para la holganza y tan escaso premio a la laboriosidad, empresarios, emprendedores, autónomos y profesionales españoles sólo piensan en un cosa: en jubilarse cuanto antes. Y los jóvenes españoles no quieren ser empresarios sino funcionarios.
El Gobierno Sánchez es un gobierno de genios… y de genias.