Dina Bousselham y Marta Flor Núñez
La caradura del vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, es inconmensurable. Todo el caso Dina apunta a la ratificación de algo que ya sospechábamos y que alumbra toda la opacidad del caso: Pablo Iglesias es un rijoso. Como tantos otros feministos, sus desvelos por la mujer son un señuelo para ocultar su falta de respeto total y absoluta hacia la mujer. Para Pablo Iglesias, la mujer es un objeto, personal y electoral. Como diría un castizo: "más salido que el pico un queso". Y él mismo ha hecho gala de ello cuando todavía no había ascendido a vicepresidente.
Y lo oculta claro, porque una cosa es que seas ultraprogre, proclames el amor libre y el fin del matrimonio… y otra cosa es que presumas de utilizar a las mujeres, estilo ‘Pichi’, el chulo que castiga. Eso ayer quedaba muy progre, hoy no.
Para Pablo Iglesias, la mujer es un objeto, personal y electoral
Más. Como buen comunista, la mentira constituye su razón de ser y la amnesia de la mayoría su instrumento favorito. Y así, cuando su rijosidad se lo permite inicia su metamorfosis predilecta: un verdugo que se convierte en víctima. Este es el caso Dina.
Y así, mañana del viernes, Iglesias dejó a un lado los insultos al juez Manuel García-Castellón y exigió una Comisión de investigación Parlamentaria sobre el caso Dina. Es decir, un escenario donde nunca se descubre nada y donde siempre acaba por enterrarse todo.
Y como su caradura es enorme, inconmensurable, permanente, eterna, insiste en que las cloacas del Estado y la policía patriótica han buscado su ruina. Justo ahora, cuando hemos descubierto que el Estado ha criado una nueva cloaca… mismamente en la Vicepresidencia segunda.
Sólo una pregunta: ¿por qué iba a interesarle tanto a Villarejo ,y a los medios informativos, las grabaciones de un teléfono de una asesora de Podemos? A lo mejor, si nos cuenta el contenido, y porque el mismo lo retuvo hasta demasiado timepo, señor vicepresidente, su curioso relato resultaría más creíble. ¿O no?
Y encima lanza una campaña contra la prensa que se atreve a ofrecerle resistencia
Por cierto, en esa misma entrevista mañanera, el vice Pablo se pavonea de que ya ha hecho cambiar de opinión a Pedro Sánchez en otras ocasiones. Y no va mal: Pedro se ha convertido en un teleñeco de Pablo, un teleñeco de cabeza hueca.
Y lo más llamativo, Iglesias, el mejor e los leguleyos, es una especialista en trasmitir el relato según el conviene pero jamás entra en el fondo de la cuestión. Es decir, no en quien robó y con qué obejtivo el móvil de su asesora Dina sino en dar a conocer los mensajes de ese móvil. Y si vamos a los efectos formales, ¿por qué razón tanto secreto.
De postre, el rijoso caradura lanza una campaña contra la prensa que se atreve a ofrecerle resistencia. Por de pronto, hay que investigar a los medios que no son dóciles a sus embustes: en el Parlamento, naturalmente. Ya saben que la especialidad de Podemos consiste en llevar a los periodistas a los tribunales. Eso lo hacen de vicio.