- O lo uno o lo otro: no se puede enseñar cristianismo y darse a la fecundación in vitro.
- Los jueces han condenado a un colegio de Bilbao por despedir a una maestra que se sometió a la FIV.
- Por incoherencia, yo también la hubiese despedido.
- Por coherencia, ella debiera haberse marchado.
- Alegó discriminación por razón de sexo, lo que también tiene su encanto.
- ¡Pero si la FIV es la concepción sin sexo!
- Un maestro es un modelo para los chavales o no es nada. Por de pronto, modelo de coherencia.
- El hombre moderno no quiere maestros, quiere testigos.
Un
colegio católico de Bilbao ha sido condenado a por despedir a una profe que se dio a la fecundación in vitro (FIV),
una forma de producir, que no engendrar,
seres humanos. Eso, al menos, cuenta
El Mundo, que no sé si es testigo fiable, por lo que deberemos atenernos a la crónica,
coincida o no con los hechos.
En cualquier caso, empezando por el final, yo también le hubiese echado. No se puede enseñar cristianismo y
darse a la FIV, que conlleva
abortos selectivos, ruptura del binomio sexualidad-procreación y
una peligrosa cosificación de la persona.
Entre otras cosas porque el hombre moderno no acepta maestros, sino testigos.
Por incoherencia, yo también la hubiese despedido. Pero
es más cómodo mirar hacia otro lado. Allá ella con su conciencia. ¿Y los niños? Lo que no se vive, no se puede enseñar.
Por coherencia,
ella debiera haberse marchado. Porque eso de la religión a la carta empieza a cansar. El profesor de un centro católico que contradice los mandamientos, también el de no matar o no poner en peligro la vida de otro ser humano,
está engañando al centro que le paga, a los alumnos que enseña y a los padres que han dejado a sus hijos en sus manos. Se trata de una
monumental estafa.
La susodicha profe,
vencedora en los tribunales, alegó discriminación por razón de sexo, lo que también tiene su encanto. Pero señora, ¡si la FIV es la concepción sin sexo! Al menos sin sexo serio.
Se trata de la cosificación del ser humano -que acaba metido en una nevera- y de la confusión de unos progenitores empeñados en que
tener hijos es un derecho, cuando lo que es un don... que provoca un deber.
Sí, ya sé que en el Derecho moderno sólo el delito es inmoral. Pero eso sólo supone un problema, grave, del derecho actual.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com