“Mecachis, qué guapo soy" ¿Crisis de Gobierno? Imposible: el que sobra es Sánchez
“He oído a tu jefe hablar bien de ti: ten cuidado”. Dos días atrás, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguraba su plena confianza en todos sus ministros.
Ahora, El Economista -un periódico del que me fío- habla de una profunda crisis de Gobierno, aunque lo fíe para dentro de mes y medio, que afectaría a siete carteras. Ahora bien, del Departamento de Iván Redondo salen consignas opuestas: hay que seguir apoyando a los podemitas, porque son muy útiles. Un quebradero de cabeza, sí, pero mantienen el espíritu de la moción de censura, que es el que les llevó al poder.
Además, hay que entender la curiosa personalidad de Pedro Sánchez. Que es, antes que nada, un chuleta, como aseguraba el profesor Javier Paredes. Un narciso que no deja de mirarse al espejo y prorrumpe en aquello de “Mecachis, qué guapo soy”.
Y ahí emerge el asesor Iván. Para Redondo, todas las patochadas presuntuosas de un personaje rabioso como Pablo Iglesias no hacen otra cosa que animar, por contraste, la imagen de estadista de Pedro Sánchez.
Y así, lo que muchos interpretan como una carcoma, para Iván no es sino un Pablo en baja que, por contraste, relanza la imagen sólida de Pedro Sánchez.
Y cuidado, porque si reparan en las encuestas van a tener razón. PSOE, a pesar de su desastrosa gestión del Covid, sube mientras Podemos baja.
La crisis no llegará por Iglesias, a quien apoya Redondo, vendrá por la desastrosa gestión, tanto del Covid como de la economía
Otros miembros del Gabinete, por ejemplo, las ministras Calviño y Montero, sospechan que lo de la imagen pública está muy bien pero que, al final, si no salen las cuentas, (los principios morales les importan tanto a moderados como a Iglesias) de nada servirá el “mecachis, qué guapo soy”.
Y en esas estamos. Objetivamente hablando, el balance de la gestión del Gobierno, tanto frente al Covid como frente a la crisis económica provocada por su confinamiento, no puede ser más desastroso. La crisis no ha hecho más que empezar. Es más, Sánchez ya ha conseguido lo que parecía increíble: que una buena porción de sensatos ya le sitúe en materia de desgracia nacional, por encima de Zapatero. Lo digo en serio.
Curioso personaje el actual presidente del Gobierno: nadie siente afecto por Pedro Sánchez pero son legión los que le consideran imprescindible para mantener su posición. El primero, Pablo Iglesias.
En cualquier caso, una crisis de Gobierno, aunque existe una pléyade de razones para ejecutarla, no me encaja. Crisis es cuando un presidente cambia ministros. Pero aquí, el único cambio consiste en cambiar al presidente. El que sobra es Sánchez.