Me equivoqué con Isabel Díaz Ayuso. Pensaba que le faltaba un hervor y que iba a ser una desastrosa presidenta de la Comunidad de Madrid. Pues bien, ahora se ha convertido en el principal activo del Partido Popular… razón por la cual, el autodestructivo Pablo Casado se ha empeñado en laminarla.

Comprendo que me había equivocado cuando comprobé que era la Donald Trump española: todos los progres contra ella, progres de izquierdas y progres de derecha, pongamos Juan Manuel Moreno, Nuñez Feijóo o Cuca Gamarra.

Donald Trump ha sido, sin duda alguna, el presidente norteamericano más vituperado desde hace un siglo. El progresismo no perdona a quienes rechazan su pensamiento único y se oponen a sus abusos y a su liberticidio.

Como Casado deje caer, o tumbe él mismo, a Ayuso, la siguiente pieza del dominó cainita del PP será… él mismo

Ahora bien, como me dicen en Génova, donde ya anida una oposición orgánica, Casado intenta ahora un segundo escalón, tras injuriar a Santiago Abacal: prescindir de Isabel Díaz Ayuso.

No es que Ayuso sea cristiana pero sí es osada: se ha atrevido a enfrentarse a Pedro Sánchez y al lobby del oligopolio periodístico… y se ha convertido en el enemigo público número uno.

O sea, en lenguaje de Iván Redondo: Ayuso tiene épica. Mientras que Casado no tiene épica.

Pablo Casado le hace un “Trump” a Díaz Ayuso

Y lo curioso es que como Casado deje caer, o tumbe él mismo, a Ayuso, la siguiente pieza del dominó cainita del PP será… él mismo.