Crear es una cosa y producir, otra bien distinta. Dios crea; el hombre produce.
Empecemos por el final: una vez que tienes a la realidad espiritual llamada hombre, creado por Dios, y a la realidad material, creada por Dios, ya puedes perpetrar todas las aberraciones que quieras, pero no crearlas. Crear, no creas nada: utilizar lo creado por Dios, que es el único Creador porque crea de la nada, sí.
Recientemente, distintos medios, entre ellos -¡Ay dolor- el diario La Razón, aseguraban que ya estaba en marcha la creación de embriones artificiales. Es decir, otra ‘grossen chorradem’.
A ver, jenízaros: el hombre no crea nada, como mucho produce
A ver si nos entendemos, el hombre no crea nada porque crear es hacer cosas de la nada. Eso sí, una vez creado el universo por el único ser que tiene en sí mismo la existencia, al que llamamos Dios, ya no solo podemos destruir embriones, también podemos crearlos. Mejor: re-crearlos. Y naturalmente, acabaremos produciendo monstruos. Al tiempo.
A ver, jenízaros: el hombre no crea nada, como mucho produce. Y lo que produce lo hace desde aquello que ha creado Dios. Y cuando su soberbia le lleva a sentirse como Dios, entonces no crea hombres, sino que produce monstruos.
Y lo que produce lo hace con la realidad que ya había creado Dios hace muchos siglos
Es sólo tu soberbia que te hace desear ser Dios, pero eso no te otorga poder creador. Repitan conmigo: crear es hacer cosas de la nada.
¿Por qué existirán tantos científicos endiosados?