España vaciada y vacía, por falta de hijos
RTVE ha dedicado varios minutos a un reportaje constantemente repetido, justo el domingo 5 de mayo, Día de la Madre. No es fiesta de mi devoción porque me parece otro invento comercial, pero voy a tener que prestarle más atención.
Y esto porque la monigotera de don Pedro Sánchez se ha pasado el día de la madre en una doble misión: informarnos de que en España existen un millón de familias monoparentales con el propósito de alabar a las madres solteras, dignificadas ahora como monoparentales (más del 80% formadas por madre e hijo, sin padre) y para hacerle propaganda gratuita a la fecundación in vitro (FIV).
El 80% de los casos son madres solteras. Tremendo egoísmo, este de privarle a un niño de su padre
Todo ello al grito libertario “otro tipo de familia es posible”. Lo cual me parece una contradicción enorme reveladora de un profundo espíritu reaccionario dado que existen, según la ONU,más de 112 sexos y, según el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, hoy renacido en don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, más de 300 tipos de familias, de la cuales, por cierto, 299 marchan estupendamente y una sola flojea. Ya se imaginan cuál.
Por cierto, conviene recordarlo: la fecundación in vitro (FIV) no da vida, sino muerte. Ya saben, mézclense esperma y ovulo, agítense -in vitro, que conste- y reintrodúzcase en el seno de la señora, que por algo el varón engendra y la mujer gesta. Ahora bien, si resulta que son fecundados, verbigracia, cinco óvulos y la señora sólo quiere tener uno (ya saben, la “experiencia” de ser madre) se produce a la eliminación de cuatro embriones humanos, es decir cuatro personitas, en lo que se denomina abortos selectivos.
La fecundación in vitro no es vida, es muerte
Por cierto, de la FIV salen los miles de embriones sobrantes, aquellos que no se inseminan y son congelados, que han servido como cobayas de laboratorio, en una especie de revival nacionalsocialista de la utilización de seres humanos dotados de su propio genético individuado, distinto del padre y de la madre.
Sí, en eso ha consistido la gran estafa científica del siglo XXI, financiada con dinero público por personajes como Barack Obama o el precitado Zapatero. Utilizando embriones humanos como cobayas de laboratorio no se ha curado ni un resfriado pero, eso sí, se ha matado a muchos seres humanos… pequeñitos.
Un niño necesita un padre y una madre. Ya saben: no hay que buscar niños para los parejas, sino parejas para los niños
¿Y si, como presumen algunas empresas FIV, ellas no hacen aborto selectivo sino diagnóstico preimplantatorio? Pues entonces, no podemos hablar de abortos sino de eliminación de embriones… humanos. Igual me da que me da lo mismo. Eso sí, esos los embriones no se pueden congelar y, por tanto, no pueden servir como cobayas de laboratorio. Algo es algo.
Y así hemos pasado el Día de la Madre, de la madre que nos peinó, buscando hijos para las parejas (o para las mujeres que no quieren compartir, pero sí experimentar la “experiencia” de ser madres) y no parejas para los niños. Porque, lo que está claro es que, un niño está mejor con madre y padre que sólo con madre o sólo con padre.