La neurosis ante el coronavirus alcanza cotas de histerismo pero uno, que es mal pensado, sospecha que desde que comenzara la pandemia, allí, al fondo de las medidas liberticidas, anida una cristofobia más explícita que latente.
En cualquier caso, mientras Juan José Omella, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, pide a los fieles que se queden en casa, su colega, el también cardenal Antonio Cañizares, lanza una carta a los valencianos en la que pide que las iglesias de aquella región permanezca abiertas, todo el día si fuera necesario, y que se aplique el modelo polaco de, ante la pandemia: si los políticos reducen el aforo de cada misa, yo multiplico las misas, convencido, como debía estarlo todo el mundo de multiplicar las eucaristías.
Y es que Antonio Cañizares también piensa que la mejor vacuna contra el Covid es la Eucaristía.
Recuerden lo que ocurrió el 14 de marzo. Con cierta hipocresía, el Gobierno dijo que durante el arresto domiciliario, el Ejecutivo no había prohibido las mismas. En efecto, sólo prohibió salir a la calle para nada… salvo para comprar comidas, ir a la farmacia, pasear el perro y otras actividades esenciales. Ir a rezar al templo, naturalmente no era esencial para el PSOE y Podemos.
Cañizares es el mismo prelado que alzó la voz contra la utilización de embriones humano en la elaboración de vacunas. Naturalmente se le echaron encima e incluso se llegó a interpretar el visto bueno del Vaticano como una desautorización del prelado.
De eso nada. Lo que dice el Vaticano es que, como mal menor, dada la tragedia de muertos por coronavirus, es que se pueda admitir -y mientras no se conozca otra forma de fabricar vacunas (se conoce, por ejemplo, la vacuna de Pfizer y la de Moderna, que no han utilizado esas líneas celulares)- utilizar líneas celulares de niños abortados lustros atrás.
Es decir, ante la urgencia de la vacuna contra el Covid, el Vaticano acepta la utilización de estas líneas celulares procedentes de embriones como mal menor e, insistimos, ojo, sólo mientras se encuentra otro método de investigación que respete el cuerpo de los difuntos.
Para entendernos, algunas vacunas anticcovid, como una de las chinas, las de Jensen (Johnson@Johnson) o la de AstraZeneca, han utilizado esas líneas, No pasaría nada porque España hubiese negociado con cualquiera de las otras.
En cualquier caso, Cañizares denunció con acierto y ahora abre, con acierto, los templos y multiplica las eucaristías. Que cunda. ¡Y que viva Cañizares!