Lo contamos ayer, pero es muy grave. El TC volvió a enmendar la plana al Supremo y anuló una sentencia contra la socialista Magdalena Álvarez, por un delito de prevaricación, en el 'caso ERE', el caso de mayor corrupción de la historia de España. Es decir, que el TC se convierte de facto, en la más alta instancia pues todo es susceptible de ser recurrido por presunta “inconstitucionalidad”. Un TC que está dominado por el sanchismo, o sea, totalmente politizado y no independiente. Los cuatro vocales que votaron en contra de esta sentencia advirtieron que supone dejar impune la prevaricación política. Es una vergüenza. Cada vez queda menos democracia en España porque, con sentencias como esta, los ciudadanos no somos iguales ante la ley.

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