2020. Un año para la histeria. El miedo del hombre, sólo Dios lo cura
Lo propio de la adolescencia es la dejadez, la indolencia, y sobre todo, la concentración, no ya en uno mismo, sino en sus propios sentimientos. Parece una época inútil y sólo necesaria para abandonarla cuanto antes mejor y alcanzar la plenitud.
Ha sido el año del pijama y el chándal. O sea, de la indolencia y la desidia
Los psicólogos -mala gente los psicólogos- aseguran que cuando el hombre cumple los 60 años inicia su segunda adolescencia. Es decir, un periodo donde, como a los 15 años, vuelve a concentrarse en sí mismo y a poner en práctica todas las necedades que se le pasan por la cabeza.
Al mismo tiempo, ha sido el año del pijama y el chándal. O sea, de la indolencia y la desidia. La venta de esa horrible prenda llamada chándal se ha disparado mientras las tiendas de confección malviven con la venta de pijamas. Un verdadero horror.
Pero apenas dos muestras del problema de fondo generado por el coronavirus. Mala reacción del hombre ante este virus.
Lo han conseguido: el coronavirus ha forjado el hombre líquido que se amolda a cualquier recipiente y obedece cualquier orden, por estúpida que sea
Y el miedo no ha conducido ni al reencuentro con Dios, ni tan siquiera al reencuentro con uno mismo, ni a la generosidad con el prójimo.
La elegancia ya desmayaba antes del coronavirus pero ahora la vulgaridad se ha convertido en canon, tanto en el vestido como en la palabra.
Con todo, lo peor es que el coronavirus ha forjado el hombre líquido: se amolda a cualquier recipiente y obedece cualquier orden, por estúpida que sea.
En política, en 2020 se ha iniciado la tiranía democrática global, en nombre de nuestra salud y de nuestra seguridad
Por concluir, 2020 ha sido un año para la histeria. El mejor consejo que puede ofrecerse hoy a la humanidad es el que lanzara, hace 42 años, el recién elegido Papa Juan Pablo II: ¡No tengáis miedo!
Porque lo peor del Covid, lo que resume todos los males, es que la histeria creciente ha bloqueado el posible reencuentro con Dios. Ni tan siquiera se ha producido el reencuentro con uno mismo, a través de ese arma estupenda que es el silencio. Y tampoco he percibido una eclosión de generosidad con el prójimo.
Las consecuencias sociales no han resultado halagüeñas. En política, durante 2020, se ha iniciado la tiranía democrática global (TDG, para los amantes de las siglas). Eso sí, en nombre de nuestra salud y de nuestra seguridad. Vamos, que nos golpean por nuestro bien… y nosotros somos tan idiotas que nos lo creemos. Bueno, no es que seamos idiotas: es que tenemos tanto terror a morir por Covid que nos convencemos de que es así.
En economía, en 2020 se ha consagrado la fabricación de dinero como única solución para todos los males: prepárense para la mayor crisis de deuda de la historia
En economía, en 2020 se ha consagrado la fabricación de dinero como única solución para todos los males. Si el PIB se derrumba y el paro se dispara… dale a la máquina de hacer billetes y pon los tipos en negativo. El mundo al revés: te pago por darte mis ahorros.
En cualquier caso, prepárense para la mayor crisis de deuda de la historia. Así, como suena.
Pero ningún ser humano puede vivir permanentemente dominado por el pánico, so riesgo de dar paso a la desesperación. Oiga, de algo hay que morir, porque, para vivir así, prefiero el virus.
Y el miedo del hombre sólo Dios lo cura.