Catorce años después seguimos sin tener claro cómo se produjo el incendio. ¿De verdad que fue una colilla mal apagada?
El sábado 12 de febrero de 2005 marcó un antes y un después en el skyline del centro financiero madrileño: el rascacielos Windsor -106 metros de altura y 32 plantas- fue pasto de las llamas y quedó prácticamente destruido. Una noche inolvidable para mucha gente pero, especialmente, para Francisco González. El día anterior -¡qué casualidad!- la Fiscalía Anticorrupción, que estaba investigando la venta de FG Valores a Merrill Lynch (febrero de 1996), había solicitado a Deloitte -uno de los inquilinos del Windsor- los documentos de una auditoría realizada a la compañía de FG en 1994 por Arthur Andersen, con la que Deloitte se fusionó después.
Anticorrupción estaba investigando aquella transacción por la que el banco de inversión pagó 3.700 millones de pesetas. Las sospechas surgieron del propio Merrill Lynch al percatarse de un descubierto contable en FG Valores de al menos 800 millones de pesetas (4,8 millones de euros), oculto bajo una ingeniería financiera muy compleja, según publicaron entonces algunos medios.
Quedan muchas dudas sin resolver, pero si alguien durmió tranquilo aquel fin de semana, fue FG
La venta de FG Valores a Merrill Lynch era una amenaza para FG, como lo fue el intento de Sacyr para hacerse con el banco y que, presuntamente, fue lo que motivó la contratación del excomisario José Manuel Villarejo por parte de FG. Una vinculación profesional que comenzó, al parecer, en 2004, unos meses antes del misterioso incendio del Windsor que 'salvó' al actual presidente de honor del BBVA. Mucho se ha escrito acerca del suceso. ¿Cómo es posible que arda un rascacielos por una colilla mal apagada? ¿Por qué falló la presión del agua para los bomberos? ¿Qué motivó la repentina explosión en una de las caras del edificio y qué avivó el incendio?
Sí, aún quedan muchas dudas sin resolver, pero si alguien durmió tranquilo aquel fin de semana, fue FG. Tres días después, además, Sacyr zanjó definitivamente su intento de asalto a la entidad. Sin duda, febrero de 2005 fue un mes glorioso para el presidente del honor del BBVA.
Por cierto, la Fiscalía ha solicitado este viernes cuatro años de cárcel para Villarejo por espiar al ‘pequeño’ Nicolás. Ahí lo dejo.