Jordi Gual, presidente de CaixaBank y Gonzalo Gortázar, consejero delegado
El presidente de Caixabank, Jordi Gual, elogió dos veces la labor del consejero delegado, Gonzalo Gortázar. No es habitual en él, no por ingrato, sino por tímido. Las sospechas sobre el escaso entendimiento entre ellos queda conjurado, al menos en público.
Caixabank es el primer banco en España y líder en banca comercial, probablemente en Europa. Sus cifras son buenas, sólidas pero, mira por donde, a la bolsa no le gusta: y la cotización de Caixabank se derrumbó un 7%. La reputación del sector ha quedado dañada a lo largo de los años de crisis.
Atención a la cuota de mercado: Caixabank posee el 26% de los clientes bancarios del país, el 32% de penetración digital, el 27% de las nóminas, el 22% de los productos de ahorro a largo plazo, el 27% de seguros de vida-ahorro, el 24% en fondo de pensiones y el 16,4% en hipotecas.
El CEO, Gonzalo Gortázar, evoca el espíritu de las cajas de ahorros y vuelve a hablar del compromiso con la sociedad: están presentes en el 94% de los municipios con más de 5.000 habitantes. Han puesto en marcha 26.000 viviendas de alquiler social y 13.668 empleados ejercen como voluntarios en las semanas sociales de La Caixa. Y lo más importante, el apoyo a los enfermos terminales, verdadera asignatura pendiente de los gobiernos españoles que prefieren acabar con el enfermo en el menor plazo de tiempo posible, antes que ayudarle.
Mundo rural a través de AgroCaixa. Presentes en más de 2.000 municipios, de ellos, “en 200 pueblos somos el único banco presente”. Y Gortázar insiste: “vamos a mantener las oficinas rurales. No queremos cerrar ninguna durante los próximos tres años.
El especulador es supersticioso y el analista, cabezón
Vamos con la evolución del ejercicio 2018. Lo más reseñable es la reducción progresiva de activos problemáticos. El crédito no repunta, pero el margen de intereses de las comisiones salvan el presente y acreditan el futuro.
Cita previa en las oficinas, que son de asesoramiento para adecuarse al nuevo tipo de cliente. Ya saben, la digitalización. Pues cuidado, porque Caixabank tiene 37.440 empleados en 5.103 oficinas, la red más estúpida de España y la banca-gestoría sigue funcionando. ¿O nos hemos olvidado que los bancos continúan siendo el sistema de pagos del país?
Cambian las pautas de comportamiento, dice Gortázar. Una gran verdad pero, ¿a qué ritmo cambian? Y no olvidemos que los reguladores (Banco Central Europeo, BCE y Banco de España, BdE) están empeñados en reducir la capacidad instalada. Es decir, en cerrar oficinas. Así llegaremos antes a la banca digital y descubriremos que lo virtual es infinitamente más caótico que lo presencial.
La lentísima retirada de Repsol: Caixabank todavía posee un 3,6%
El presidente Jordi Gual no responde acerca del escándalo Francisco González porque “no hablo de otros bancos”. Pero es que no habla de otros bancos, se trata de la reputación de un sector que va da capa caída, de mal en peor en materia de imagen y que si contablemente ha salido de la crisis, lo cierto es que no ha salido del pozo negro de una imagen púbica que se parece a las de las redes delictivas. Imagen injusta sí, pero no exagerada, a la que no ayuda nada que el presunto FG se dedique a presuntos espionajes de los que presuntamente no le caen bien.
Y entonces, si las cifras son buenas, ¿por qué el bajón en bolsa, que alcanzó el 8%? Pues porque los amos del mercado, los analistas tenían otras previsiones. Y si la realidad choca con tus previsiones, peor para la realidad.
Además, se habían olvidado de computar un cambio de situación legal sobre el BFA (banco argelino ligado al BPI portugués, filial de Caixabank) que supone un apunte de 139 millones de euros negativos. Y, en cualquier caso, que los bancos empiezan a tener mala prensa en bolsa. La batalla ha comenzado y la mala reputación actual de los bancos… pues no ayuda.
En resumen, el especulador es supersticioso y el analista, cabezón. Es la guerra y no ha hecho más que empezar.
Más: “no estamos pensando en fusiones”. Pues a lo mejor empiezan pensar enseguida, en cuanto el Banco de España y el BCE exijan mayor reducción de gastos.
Repsol: “a finales de año teníamos un 3,6% de Repsol. El impacto de la venta no irá a cuenta de resultados, sino a recursos propios. Acabaremos en 2019 y de forma gradual”. Jo, el misterio sigue siendo por qué han tardado tanto.