Al final, se confirma el riesgo anunciado hace dos meses: Codorníu se convierte en otra empresa que pierde su españolidad por riñas familiares. El fondo de inversión estadounidense Carlyle ha comprado una participación mayoritaria (entre el 55% y el 60% del capital) por 390 millones de euros.
Es decir, en Codorníu ha sucedido lo mismo que en la otra gran compañía de cava catalana, Freixenet. Esta última, como saben, es ahora una compañía alemana: fue adquirida por Henkell, la filial vinícola del gigante germano Dr. Oetker, en marzo.
Y de nuevo, la españolidad se pierde por riñas familiares. En Codorníu, hablamos de cinco ramas de la familia fundadora, la familia Raventós: los Pagés Raventós, los Raventós Espona, los Raventós Artés, los Farré Raventós y los Raventós Chalbaud. En el caso de los Raventós además de la pura disputa familiar intervenía, también la cuetión política. Alguna rama de la familia se sienten español y otras son sepratistas. A esto se une el hecho de que llevaba doce años sin repartir dividendo. Dos hechos que también se han vivido en Freixenet…
Al final, después de que Carlyle aumentara dos veces la oferta inicial y asumiera los 90 millones de deuda, las ramas familiares menos dispuestas a vender han aceptado la operación, según ha adelantado La Vanguardia. La presidenta del grupo Codorníu, Mar Raventós, ha señalado que el acuerdo “permitirá impulsar la internacionalización”.
Pero ¿qué es The Carlyle Group? Un gestor global de activos que busca invertir en compañías europeas de tamaño medio y de distintos sectores e industrias, acelerar su crecimiento y apoyar sus esfuerzos de expansión. Es decir, parece que este fondo de inversión no es especulador. Y su campo de trabajo es amplio: aeroespacial, defensa y servicios gubernamentales, consumo y venta minorista, energía y energía, servicios financieros, salud, industrial, infraestructura, bienes raíces, tecnología y servicios empresariales, telecomunicaciones y medios de comunicación y transporte.