La vicepresidenta del Gobierno, ministra de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo, y el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Josep Borrell
Consejo de Ministros del viernes, 1 de marzo de 2019. Para el encuentro con los periodistas salen a escena la vicepresidenta Carmen Calvo y el titular de Exteriores, José Borrell. Buena pareja.
Decisiones: real decreto para prever las consecuencias del Brexit, sobre todo para el turismo británico y para la presencia. Probablemente no servirá de nada, pero queda bien decirlo.
Alquileres de vivienda. Van a ponérselo un poco más difícil a los propietarios, muchos de los cuales optarán por no alquilar, con lo cual se agravará el problema de la vivienda. El Gobierno Sánchez es inteligente.
Se obliga al propietario a subir el precio del alquiler según el IPC y no se dificulta aquello que más teme ese propietario: no poder echar al inquilino moroso. Pues eso es lo que hará el PSOE: un atentado más contra la propiedad privada. Pero, eso sí, a beneficio de los huérfanos.
Y lo que es peor, con su nueva exigencia al propietario arrendador, lo que está haciendo el PSOE es inflar la burbuja inmobiliaria. ¿No queríais alquiler? Pues, obviamente, si la demanda se dispara, los precios suben. ¡Enhorabuena!
Ahora bien, si como asegura la señora Calvo se trata de solucionar el “problema habitacional”, ¿por qué, en lugar de fomentar el alquiler, no se fomenta la compra de vivienda en propiedad con ayudas públicas?
Otra genialidad Sánchez: el Gobierno fomenta la burbuja del alquiler en lugar de apoyar a la vivienda en propiedad
Punto estrella del Consejo. Real decreto de igualdad laboral entre varones y mujeres. En pocas palabras: como la brecha salarial -salvo delito- es un invento feminista, nuestro muy feminista gobierno obliga a las empresas de más de 50 trabajadores a publicar los salarios de todos los empleados. Pero, ¿no quedamos en que lo progresista era el convenio sectorial, no empresarial? Al parecer, no.
No obstante, lo mejor, al menos para la inefable vicepresidenta Carmen Calvo, está por llegar. Se trata de igualar en 16 semanas, el permiso de maternidad y paternidad. Esto es genial, porque en nombre del feminismo se está lanzando una medida que favorece al varón. Me explico: la mujer, con más o menos permiso tras haber dado a luz, da mucho más que el varón. Así, el varón seguirá haciendo lo mismo, menos que la madre, pero se tomará el mismo tiempo de vacaciones que la mujer. El varón, por ejemplo, no puede dar de mamar ni sufrir las consecuencias del embarazo y el parto. (Bueno, sí sufre el embarazo psicológico, claro). El inexistente partido machista debe estar muy contento. Es la igualdad de los desiguales, que produce otra desigualdad… esta vez, a favor del varón.
Otro gran logro del feminismo gubernamental consistirá en que, de esta forma, el empresario ya no sólo tendrá miedo a contratar a una mujer en edad fértil, sino también a un varón de cualquier edad: si es padre, disfrutaría del idéntico permiso. ¿No es genial?
Naturalmente, no habla de ayudas a la mujer por la maternidad. El único tratamiento igualitario posible, si no queremos ser una sociedad avejentada, es que no tenga hijos. Es decir, lo que tenemos.
Calvo dixit: la maternidad no puede resultar discriminatoria en el aspecto laboral. Verá, señora, es que lo es, lo quiera usted o no. La maternidad es una discriminación natural de la mujer en el ambiente laboral. Y la única manera de compensarla es ofreciéndole un salario maternal, que no es una limosna, porque se está pagando lo que la mujer ofrece al mundo: hijos, ergo futuros contribuyentes.
Francisco Franco: no hay manera de desenterrarlo y eso preocupa muchísimo al Gobierno. La vice asegura que todo está en orden y que sólo espera que la Iglesia, “en su orden interno”, deje de "obstaculizar la exhumación de Franco". Lo dice Calvo, siempre sincera cuando se trata de hablar del Vaticano. Que no, mujer que no, que se trata de lo que diga el Tribunal Supremo.