Marta y Cristina Álvarez, Dimas Gimeno y María Antonia Álvarez
Cómo decimos en suelo patrio “a la desesperada”. Así es como han conseguido llegar a un acuerdo el expresidente de El Corte Ingles (ECI), Dimas Gimeno, y su madre María Antonia Álvarez, hermana de Isidoro Álvarez, con la presidenta de los grandes almacenes, Marta Álvarez.
Como adelantó Hispanidad, ahogados por las deudas y con un futuro bastante oscuro por delante, por no decir negro, la hermana y el sobrino de Isidoro han decidido vender su participación del 5% de El Corte Inglés por 150 millones de euros, cuando al inicio de las negociaciones reclamaban 800 millones de euros.
Ahora bien, Marta Álvarez y su hermana Cristina, exigen como condición previa para efectuar el pago, que se solucionen todas la deudas pendientes: pago de setenta millones al fisco, pago a los abogados, otros acreedores que se han puesto en contacto con este medio y que también se unirían a la lista de los morosos Gimeno Álvarez… Dimas y su madre han tenido que terminar claudicando frente a Marta y Cristina Álvarez, con las que el enfrentamiento llegó a ser personal.
El ego y orgullo humano son a veces tan o más superiores que el poder o el dinero. La guerra iniciada ya hace casi cinco años, por Dimas y su madre en los tribunales, intentando hacer el mayor daño posible judicial y personal a las hermanas Álvarez, con la única y espuria finalidad de intentar conseguir más dinero por sus acciones, ha terminado con una inclinación de rodillas y petición de “perdón” por los daños ocasionados.
Así, el pasado mes de diciembre, María Antonia acudió a ver a la presidenta de El Corte Inglés, suplicando y pidiendo perdón, por ella y por sus hijos. Pero no fue suficiente para doña Marta. Dimas Gimeno, a quien su prepotencia le impedía continuar la senda comenzada por su madre, no claudicaba. Ha sido ahora, cuando, ahogado por las deudas y queriendo comenzar su proyecto empresarial (ese que vende a bombo y platillo, como adelantó Hispanidad) no ha tenido más remedio que hincar la rodilla.
De los famosos 800 millones de euros que pedían antes de la guerra bajo la amenaza de interponer numerosísimas demandas, en todas las jurisdicciones: mercantil, civil, pernal… fueron rebajando, a medida que perdían fuerza judicial, hasta llegar a los 500 millones de euros, que era la última oferta antes de que el Covid-19 nos secuestrara domiciliariamente.
En el confinamiento, entendieron nuevamente que sólo cederían las hermanas Álvarez ante una nueva ofensiva y decidieron interponer a la desesperada, una querella criminal, nada más y nada menos que en la Audiencia Nacional contra ellas por un delito contra la Hacienda Pública y otros cuantos delitos de redondeo. Contrataron nuevo abogado, tal y como contó Hispanidad en su momento, pero la querella fue archivada en apenas 24 horas, jamás se admitió a trámite y así se quedaron madre e hijo sin ninguna opción sobre la mesa para negociar.
Fue también en el confinamiento cuando perdieron la confianza con sus abogados, los que habían llevado de forma estrictamente jurídica los procedimientos interpuestos. Esos a los que deben las minutas de estos cinco años y que se han visto obligados a demandar, como adelantó este medio.
Pues bien, ante la ruina económica, las deudas y el fracaso judicial, Dimas y su madre tenían un único camino, sencillo y cristiano: pedir perdón.
A pesar del perdón, la generosidad tampoco ha sido la guía del acuerdo, rebajando los 500 millones de euros a 145 diferidos en tres años. ¡¡¡Hagan cuentas amigos!!! Si 70 millones son para Hacienda (más intereses pues aplazaron el pago), 1’5 millones (más intereses de demora) están reclamados en los Juzgados por sus abogados, otro millón adeudan a una persona muy importante que fue clave jurídica en la famosa batalla (que está iniciando las acciones judiciales pertinentes); vayan restando a los 70 millones compartidos que les quedan….Han perdido 360 millones de los 500 ‘aspiracionales’, se han humillado públicamente y han dejado su credibilidad por el camino.
Fin de la Guerra El Corte Inglés (de momento) porque, por mucho perdón y súplica de rodillas, lo cierto y verdad, es que la presidenta de ECI, Marta Álvarez, mantiene cerrada la relación personal a pesar del acuerdo.
Tampoco debemos olvidar, la querella que Dimas interpuso a Juan Carlos Fernández-Cernuda, mano derecha del difunto Isidoro Álvarez y de sus hijas, archivada por sentencia firme en el Juzgado, donde querellaba a la madre del Jefe de Seguridad de los Grandes Almacenes, señora de la edad de su madre María Antonia Álvarez, que no tenía nada que ver con ninguna guerra. ¿Habrán pedido perdón Dimas y su madre también al inquietante Cernuda?
Insistimos, ¿cinco años de guerra, terminarán con un perdón y el pago de una cantidad muy inferior a la inicialmente pedida? La guerra sí, pero sólo eso.