• El organizador llevó hasta el final su macabra iniciativa, que fue contestada con una masiva marcha de protesta.
  • La escasa presencia de personas en el acto blasfemo contrastó con la implicación de los católicos.
  • El centro público justificó la misa negra en la libertad de expresión, pero calla sobre la ofensa de esa blasfemia.
  • La marcha partió de la escultura "Y Jesús lloró", en la catedral de San José, y concluyó con una Misa de desagravio.
La presión popular en Oklahoma no pudo detener la celebración, el pasado lunes -fiesta de la Asunción-, de una misa negra en esa capital, que tuvo lugar, encima, en un centro público. La prensa americana, sin embargo, se ha hecho eco de la noticia, pero poniendo de relieve la protesta pacífica de miles de católicos, apoyados por otras confesiones religiosas, y la soledad del satánico convocante: apenas asistió un grupo de personas. Hispanidad les informó del antes -cuando sólo cabía resaltar los miles de apoyos contra la macabra iniciativa- y ahora toca informar del después, inevitablemente más irritante. La misa negra se realizó, desafortunadamente -es muy grave lo que implican esos actos blasfemos-, pero, afortunadamente, asistieron muy pocas personas, como informó en directo la cadena Fox25 News. Pero eso no resta la ofensa a los 200.000 católicos de la ciudad. Otros medios, como NewsOK, Christian Dayle o The Tablet también lo han contado, pero insistiendo, sobre todo, en la movilización contraria de miles de personas, que han arropado a los católicos (como representantes cristianos, metodistas o luteranos, y de otras religiones). Y no es para menos teniendo en cuenta todas las circunstancias que han rodeado el acto blasfemo -también contra la Virgen-, desde que fuera en un centro público -el Oklahoma City Civic Center Music Hall- hasta que lo convocara Adam Daniels, un reincidente en este tipo de provocaciones, que fue condenado por agresión sexual en 2009. Y detrás de Daniels, el grupo ocultista o satánico Dakhma de Angra Mainyu. Sobre esos puntos giró precisamente la protesta. Es verdad que legislación americana protege la libertad de expresión -a lo que se agarró el centro público para decir que tenía todos los permisos-, pero es obvio también el ataque implícito contra la libertad de culto o de religión por lo que tiene de ofensa. La reacción de Daniels no tiene mayor importancia. Dijo que el acto había tenido poca repercusión por la presión exterior de los cristianos. La corresponsal de Fox25, Jordann Lucero, lo contaba en directo en su cuenta de Twitter. La marcha de los católicos comenzó en la estatua conocida como "Y Jesús lloró", en la catedral de San José, y concluyó con una misa en las proximidades del centro público (en la imagen). El principal impulsor de la manifestación fue el propio arzobispo de la ciudad, monseñor Paul Coakley, que no se ha cortado precisamente para participar en foros públicos o entrar en marchas a favor de la vida y en contra del aborto. Primero le pidió al centro que no permitiera el sacrilegio, y después lanzó un llamamiento a los católicos para que defendieran Misa, "el más sagrado de los rituales religiosos". Andrés Velázquez andres@hispanidad.com