Carlos Ghosn, presidente de Nissan y consejero delegado de Renault, ha sido detenido en Tokio, por orden de la fiscalía nipona, acusado de evasión fiscal. La reacción en bolsa ha sido el desplome superior al 12% de Renault (al cierre, ha quedado en un -8,4%). En concreto, Ghosn ha tenido que declarar por los millonarios ingresos en el sueldo que ha ocultado durante años a la CNMV japonesa y a la propia Nissan, como ha sabido después de una investigación interna en los últimos meses. El fraude supera los 38 millones.

El consejero delegado de Nissan, Hiroto Saikawa, ha anunciado ya en un comunicado que propondrá la destitución de Ghosn, no solo por cobrar más de lo que estaba estipulado, para pagar menos al fisco, sino también por utilizar para uso propio activos de la compañía. Explica además en un comunicado que las irregularidades descubiertas salpican también al director representativo, Greg Kelly.

Nissan pide la destitución de Ghosn, uno de los ejecutivos más reconocidos… y mejor pagados

Ha sido la propia Nissan, que se ha disculpado por la preocupación generada entre los accionistas y clientes, la que ha aportado información a la fiscalía de Tokio, de la que ha partido la orden de arresto. Las irregularidades detectadas violan la normativa financiera y se concretan con falsas entradas en los libros de contabilidad de la empresa.

Se trata de un caso sin precedentes en la industria del motor, cuando se trata en paralelo de uno de los ejecutivos mejor pagados del sector (ocho millones en 2017), y de prestigio, porque entre sus logros está precisamente el reflotamiento de Renault y la salvación de la quiebra de Nissan, donde ha sido hasta marzo pasado el consejero delegado.

Las dos compañías, que estudian su fusión, tienen una alianza estratégica con participaciones cruzadas (el grupo francés controla el 43% de Nissan y ésta tiene un participación del 15% en Renault), a la que se unió en 2016  desde 2016 Mitsubishi.