Abu Dhabi, Francisco en el estadio Zayed Sports City durante la primera Misa pública en el corazón del islam
El Papa Francisco se despidió de Emiratos Árabes Unidos el 5 de febrero a las 01:05 p.m. (hora local), a donde viajó para participar en un encuentro interreligioso sobre fraternidad humana, y abordó el vuelo que lo lleva de regreso a Roma.
Antes, ante una multitud volcada con un evento histórico, entre los que había cerca de 120 mil fieles católicos e incluso 4 mil musulmanes, el Santo Padre celebró la Misa en el Estadio Zayed Sports City de Abu Dhabi, este martes 5 de febrero, último día de su viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos, recoge Aciprensa.
La experiencia del Papa en este viaje ha sido muy positiva, y así lo reflejó en su homilía, donde dio las gracias a la comunidad católica de los Emiratos “por el modo como vivís el Evangelio”.
“Se dice que entre el Evangelio escrito y el que se vive existe la misma diferencia que entre la música escrita y la interpretada. Vosotros aquí conocéis la melodía del Evangelio y vivís el entusiasmo de su ritmo. Sois un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía. Esta alegre sinfonía de la fe es un testimonio que dais a todos y que construye la Iglesia”.
La experiencia del Papa en este viaje ha sido muy positiva, y así lo reflejó en su homilía
Además, aseguró sentirse impactado por unas palabras que le dijo el Vicario Apostólico del Sur de la Península Arábiga, Mons. Paul Hinder, en las que le explicaba que “no solo él se siente vuestro Pastor, sino que vosotros, con vuestro ejemplo, sois a menudo pastores para él”.
Francisco centró su homilía en las Bienaventuranzas y explicó que “si estás con Jesús; si amas escuchar su palabra como los discípulos de entonces; si buscas vivirla cada día, eres bienaventurado. No serás bienaventurado, sino que eres bienaventurado: esa es la primera realidad de la vida cristiana”.
“No consiste en un elenco de prescripciones exteriores para cumplir o en un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer. Ante todo, no es esto; es sentirse, en Jesús, hijos amados del Padre. Es vivir la alegría de esta bienaventuranza, es entender la vida como una historia de amor, la historia del amor fiel de Dios que nunca nos abandona y quiere vivir siempre en comunión con nosotros”.
El Señor es especialista en hacer nuevas las cosas y sabe abrir caminos en el desierto
En este sentido, llamó “bienaventurados” a los fieles en Emiratos. Ahora bien, advirtió que “vivir como bienaventurados y seguir el camino de Jesús no significa estar siempre contentos. Quien está afligido, quien sufre injusticias, quien se entrega para ser artífice de la paz sabe lo que significa sufrir. Ciertamente, para vosotros no es fácil vivir lejos de casa y quizá sentir la ausencia de las personas más queridas y la incertidumbre por el futuro”.
“Pero el Señor es fiel y no abandona a los suyos”, aseguró el Pontífice. “El Señor está cerca. Frente a una prueba o a un período difícil, podemos pensar que estamos solos, incluso después de estar tanto tiempo con el Señor. Pero en esos momentos, aun si no interviene rápidamente, él camina a nuestro lado y, si seguimos adelante, abrirá una senda nueva. Porque el Señor es especialista en hacer nuevas las cosas, y sabe abrir caminos en el desierto”.
Por otro lado, destacó que “para vivir las Bienaventuranzas no se necesitan gestos espectaculares. Miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente. Y cuando nos dijo cómo hemos de vivir, no nos ha pedido que levantemos grandes obras o que nos destaquemos realizando hazañas extraordinarias. Nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida”.
El Papa concluyó afirmando que “Jesús, que os llama bienaventurados, os da la gracia de seguir siempre adelante sin desanimaros, creciendo en el amor mutuo y en el amor a todos”
“Las Bienaventuranzas son una ruta de vida: no nos exigen acciones sobrehumanas, sino que imitemos a Jesús cada día. Invitan a tener limpio el corazón, a practicar la mansedumbre y la justicia a pesar de todo, a ser misericordiosos con todos, a vivir la aflicción unidos a Dios. Es la santidad de la vida cotidiana, que no tiene necesidad de milagros ni de signos extraordinarios”.
“Las Bienaventuranzas no son para superhombres, sino para quien afronta los desafíos y las pruebas de cada día. Quien las vive al modo de Jesús purifica el mundo”.
El Papa concluyó afirmando que “Jesús, que os llama bienaventurados, os da la gracia de seguir siempre adelante sin desanimaros, creciendo en el amor mutuo y en el amor a todos”.
Por otra parte, según informa Religión en Libertad, el Papa ha firmado un documento con las autoridades religiosas de los Emiratos Árabes, como el Gran Imán de Azhar, en el que no se habla solo contra el terrorismo y la guerra, sino también se tratan temas bioéticos: "condenamos todas las prácticas que amenazan la vida como el genocidio, los actos terroristas, el desplazamiento forzado, el tráfico de órganos humanos, el aborto y la eutanasia y las políticas que apoyan todo esto", dice el texto.
En el encuentro interreligioso, que se realizó el 4 de febrero en el Memorial de los Fundadores de Abu Dhabi, participaron alrededor de 700 representantes de doce religiones. En su intervención, el Papa recordó los conflictos en Yemen, Siria, Irak y Libia y afirmó que “la fraternidad humana nos exige, como representantes de las religiones, el deber de desterrar todos los matices de aprobación de la palabra guerra. Devolvámosla a su miserable crudeza”, pidió.